Page 760 - HASTA MAYO
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Amor, acompáñame,  que  Dios  está dispuesto  hacer  maravilloso  nuestro
                  destino, acompáñame a envejecer, a cuidar a nuestros hijos…; sé siempre
                  tú a la que ame fielmente mi corazón, y se tú la que, en un sarcófago, algún
                  día me estés enterrando.

                  Recuerda que, si he de faltarte, mi alma ha de quedar para cuidarte, no te
                  preocupes  mi  amor,  que  nada  ni  nadie  te  lastimará,  no  me  llores,  vela
                  nuestros hijos, por el mundo que construimos; pues desde donde éste mi vida
                  seguirá siendo tuya, porque te amo y siempre te amaré.

                  Mi soñado amor:

                  Anoche tuve un sueño y dentro de ese sueño estabas tú. Era muy extraño,
                  como si los dos estuviésemos en una burbuja en el cual nada ni nadie pudiese
                  interrumpirnos.

                  Todo era bello, especialmente el poder abrazarte, llorar juntos y hablar de
                  las cosas que todo este tiempo guardé en mi corazón. En nuestra burbuja no
                  había nada que nos separara, éramos uno sólo.

                  Pasábamos el tiempo abrazado, hablando como si jamás hubiésemos estado
                  separados… Era un sueño extraño, pero hermoso, pues estábamos tú yo
                  solos, viviendo nuestro amor.

                  Miraba tus ojos tan cerca de los míos, te amaba, te hablaba, sonreías y sólo
                  había felicidad. ¡Qué momentos más hermosos eran esos los de aquel sueño!

                  En la mañana despertaba y no quería no, no quería que te fueses de mi lado,
                  miré mi ventana y rápidamente te escribí estas líneas para contarte que esa
                  noche mágica estuviste conmigo, te pude sentir bien cerca, tanto que hasta
                  podía sentir tu respiración.

                  ¿Será cariño mío que tú también soñabas conmigo? Resignado por haber
                  despertado  de  tan  bello  sueño  me  volví  a  la  cama,  apreté  mi  almohada
                  contra mi pecho y te pedía que no te marchases, y que, aunque sólo en sueños
                  sea, volvieses a mí de inmediato.

                  Estaba triste, pero pude recuperarme rápidamente al pensar en tu amor por
                  mí.  No  estaba  molesto  por  despertar,  pues  en  el  fondo  sabía  que  había
                  podido disfrutar de algo especial, jamás te había sentido tan cerca de mí, ni

                  nunca mis manos habían podido tocar tu rostro como en esa noche de dulces
                  sueños pude llegar a hacer.






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