Page 999 - HASTA MAYO
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Contigo yo quiero estar...
Amaneció: siempre soy testigo de aquello. A lo lejos un hermoso horizonte
se escabulla de las nubes, destellando aquellos rayos lumínicos e irradiando
los rostros al exponer la belleza natural.
Amaneció y con él vi nacer mis pensamientos: estás en ellos.
Entonces recordé estar enamorado y pensé que tal hecho era el principal
regalo por agradecer: tú eres mi regalo, mi gloria, mi suerte.
Entonces me recubrí de fuerzas al saberme amado por un corazón que a lo
lejos imagina tener la presencia misma del ser en la cercanía.
Que me llevas en tus pensamientos, de la misma manera estás en los míos.
¿Consecuencias? Versos que ahora explotan de mi pecho, que salen a
bocanadas por mis suspiros, que me quitan por ratos el aire al saturarme
con tu esencia misma: mis suspiros pueden llevarme a una dulce muerte si
se trata de suspirar por ti.
¿Más consecuencias? Los versos. Siempre tomé en cuenta que otro digno
acto por agradecer, aparte de la vida misma, era la de ser poeta (o intento
de poeta como yo).
Es por la inspiración que canalizo de buena manera esto que por ti siento.
Es por las letras que tú, mi Dios, pones en mi corazón y que mi pluma las
escribe para regalárselas a la musa.
Agradecido a Dios y a ti, mi querida fuente inspiradora, mi bella mujer de
grandes sueños y muchos sufrimientos.
Ambos nos emparentamos con aquello, ¿será por eso que me siento unido a
ti más que nunca? Tu historia es la mía. Tu esencia, tu ser, tu existencia.
Tus versos se enamoran con los míos, mis versos cortejan a los tuyos. Amor
de poesía, amor de dos seres que tratan de romper aquel tabú que siempre
da malos prodigios para el amor de esta manera. ¿Debiéramos hacer caso?
Simplemente... no. Ambos sabemos lo que sentimos, con eso basta.
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