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56 PIENSE Y HÁGASE RICO
338 Muchos años antes había escrito: "Nuestras únicas limitaciones son aquellas que
339 nos imponemos en nuestra propia mente". Por primera vez, me pregunté si esa
340 afirmación era cierta. Tendido en la cama frente a mí había un bebé recién nacido
341 que carecía de la estructura natural para oír. Incluso aunque pudiera escuchar y
342 hablar, obviamente estaría desfigurado de por vida. Sin duda, ésta era una
343 limitación que ese niño no se había impuesto en su propia mente.
344 ¿Qué podía hacer al respecto? De alguna manera encontraría una forma de inculcar
345 en la mente de ese niño mi propio DESEO ARDIENTE de lograr medios para
346 transmitir sonido a su cerebro sin la ayuda de los oídos. Tan pronto como mi hijo
347 fuera lo suficiente mayor para cooperar, colmaría tanto su mente con un DESEO
348 ARDIENTE de oír que la naturaleza lo transformaría con el uso de sus propios
349 métodos, en una realidad física.
350 Todos estos pensamientos tuvieron lugar en mi propia mente, pero no hablé de
351 ellos con nadie. Cada día renovaba la promesa que me había hecho a mí mismo,
352 de no aceptar que mi hijo fuera sordomudo.
353 A medida que se fue haciendo mayor y empezó a percibir las cosas de su alrededor,
354 observamos que tenía un ligero grado de audición. Cuando llegó a la edad en la
355 que los niños normalmente empiezan a hablar, él no hizo ningún intento, pero por
356 su conducta pudimos deducir que podía oír levemente ciertos sonidos. ¡Eso era
357 todo lo que quería saber! Estaba convencido de que, si podía oír, aunque fuera
358 ligeramente, podría desarrollar una capacidad mayor de audición. Entonces ocurrió
359 algo que me llenó de esperanza. Su origen fue completamente inesperado.
360 Compramos un fonógrafo. Cuando el pequeño oyó por primera vez la música
361 entró en éxtasis y rápidamente se apropió del aparato. Pronto mostró una










































































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