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58 PIENSE Y HÁGASE RICO
387 mi hábito de envolver esta filosofía en cuentos para dormir, con la esperanza de
388 que llegaría un momento en el que mi hijo encontraría algún plan con el cual poder
389 sacar partido de su impedimento físico para algún propósito útil.
390 La razón me decía claramente que no había ninguna compensación adecuada para
391 la falta de orejas y la estructura natural de la audición.
392 El DESEO respaldado por la FE, apartó a un lado la razón y me inspiró a seguir
393 intentándolo.
394 Ahora que analizo la experiencia en retrospectiva, puedo ver que la fe de mi hijo
395 en mí tuvo mucho que ver con los asombrosos resultados que logró. No
396 cuestionaba nada de lo que le decía. Le vendí la idea de que tenía una ventaja
397 distinta respecto a su hermano mayor y que ésta se reflejaría de muchas maneras.
398 Por ejemplo, los maestros de la escuela verían que no tenía orejas por lo que le
399 prestarían una atención especial y lo tratarían con una extraordinaria amabilidad.
400 Siempre lo hicieron. Su madre se encargó de eso cuando fue a visitarlos y acordó
401 con ellos que le dedicaran una atención especial al pequeño. También le vendí la
402 idea, de que cuando fuera lo suficiente mayor para vender periódicos (su hermano
403 mayor ya se había hecho vendedor de diarios), él tendría una gran ventaja respecto
404 a su hermano por el hecho de que las personas le darían un dinero extra por sus
405 mercancías, cuando vieran que era un chico brillante y trabajador a pesar de no
406 tener orejas.
407 Pudimos ver, gradualmente, que la audición del pequeño iba mejorando. Además,
408 no tenía la más mínima tendencia a cohibirse por su aflicción. Cuando tenía siete
409 años, mostró la primera prueba de que nuestro método de apoyo estaba dando
410 frutos. Durante varios meses suplicó poder vender periódicos, pero su madre no