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Daniel







                                          ¿Y qué pasó?
























           Superé                  grandes                                       Mi  ministerio  en  el  exilio  se
                                                Fui    fue  llevado  al  cauti-
           obstáculos  para  alcanzar           verio                    siendo un  extendió   a    través    del
           mis objetivos. A pesar de mi         adolescente,  durante  la  cautiverio           babilónico       y
           nacionalidad,  cultura  y    mi      primera invasión de Judá  abarcó  los  reinados  de
           fe, llegué a ocupar puestos          por Nabucodonosor en el  Nabucodonosor  (cap. 1–4),
           muy      elevados       en     un                                     Belsasar      (5, 7–8),    Darío
                                                año 605 a.C. (1:1–2).
           gobierno extranjero.                                                  (6, 9, 11) y Ciro (10, 12).

                                                Los      cautivos       judíos
           El  dejé  un  gran  ejemplo                                           Mi  compromiso  personal
                                                escogidos  como  mi  per-
                                                                                 con  el  Señor  permaneció
           sobre cómo vencer las ten-           sona y mis amigos, fuimos
           taciones. El mundo mis días          preparados             como  firme  en  la  cuestión  de
           era de cambios   continuos,          “sabios”  para  el  servicio  alimentos          (cap. 1),      la
           pero Dios me dio un incam-           del gobierno.                    experiencia  en  el  horno
           biable  mensaje  de  seguri-                                          ardiente (3) y en el foso de
           dad con respecto al futuro.                                           los leones (6).


                                                                                 Dios       me         concedió
                                                                                 extraordinaria  sabiduría  (Ez
                                                                                 28:3)     para       interpretar
                                                                                 sueños  (2, 4)  y  la  escritura
                                                                                 milagrosa en la pared (5).
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