Page 238 - Libro Catecumeno
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Ello supone:
• Dejar la pasividad y consti-
tuirnos en miembros vivos,
activos. Algo así como cuan-
do eres hincha de un partido
o fan de un cantante; con
más fuerza sentirnos miem-
bros de Cristo.
• Que nos entrenemos en co-
municar la fe, que no tengamos miedo ni vergüenza de hablar con
entusiasmo de Jesús.
• Que demos testimonio de buenos cristianos, en una vida digna y
honesta. Don Bosco, el santo de los jóvenes, sintetizaba: “Buenos
ciudadanos, porque buenos cristianos”.
• Que alimentemos la fe con la Palabra de Dios, la Eucaristía, la ora-
ción.
• Que lo expresemos en la caridad concreta, sensibles al sufrimiento
de los hermanos más necesitados.
Dos aspectos de nuestro compromiso cristiano:
1. La misión nos corresponde a todos.
1. La misión nos corr esponde a todos.
El Papa Francisco aclara
que la fe es “un don (regalo)
que no se puede esconder,
sino que debe ser compartido.
Si queremos guardarlo sólo
para nosotros mismos, nos
convertiremos en cristianos
aislados, estériles y enfermos”
(Francisco: JM Misiones 2013).
La buena noticia hay que anunciarla a todos, yendo a las
“periferias”: los alejados, especialmente a los que no han tenido la
oportunidad de conocer a Jesús.
2. La misión pide el testimonio y la misericordia
2. La misión pide el testimonio y la misericor dia
Evangelizar no es adherirse a una ideología. Se trata de ayudar
a las personas, sentir las necesidades materiales y espirituales de
los hermanos, y movernos a la compasión y al amor efectivo, con
hechos.
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