Page 356 - Águila Blanca_Neat
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La Gran Tribulacion

           996.   El dijo: ―Todos estaban postrados en el piso, con las
           manos  alzadas  gritando‖.    Dijo:  que  ―él  también  estaba
           gritando, Señor  Dios. ¡Yo te amo! ¡Yo te amo!‖ Y su  esposa
           le  sacudió  y  lo  despertó.  [YO  HABÍA  ESCUCHADO  MAS
           AHORA  VEO,  página  1;  párrafos  2,  3,  4,  5.    Predicado  el  27  de
           Noviembre de 1965 en el Tabernáculo Vida, Shreveport, Louisiana,
           E.U.A]

           997.   Esa es nuestra liberación, Moisés era un – el  poste
           de guía de la liberación de Israel de acuerdo a la Palabra de
           Dios. El tiempo se acercó, y Dios envió a Moisés,  él era la
           luz  de  Dios  para  aquel  día.  Y  hoy  el  tiempo  se  está
           acercando. El  tiempo  está a la mano. ¡Y Dios prometió que
           Él  derramaría  de  Su  Espíritu  Santo  está  aquí
           representando eso. Con  señales y maravillas probando que
           Él  es  el  mismo  Jesucristo  en  la  forma  del  Espíritu  Santo
           haciendo  la  misma obra que Él hizo cuando Él  estaba aquí
           sobre  la  Tierra.  Eso  ciega  a  la  gente.    [ACTITUD  DE  LA
           GENTE HACIA EL UNGIDO DE DIOS, páginas 5, 7, 15; párrafos
           37,  53.  Predicado  el  4  de  octubre  de  1959,  en  Clarksville,  Indiana,
           E.U.A.  Editado  en  Tlalanepantla,  México,  por  Traducciones  y
           Ediciones El Olivo, correspondencia al Hno. Julián Córdova.]

           998.   Como el    poderoso    y   ungido Profeta Moisés supo
           que Dios  lo usaría a él,  porque él  le había probado a Moisés
           que  era  un  siervo  por  su  nacimiento  peculiar.    En  el
           tiempo correcto que si era el tiempo de la liberación de la
           Simiente de Abraham. (¿Lo están captando?) Moisés  no
           se quedó en Egipto ni argumentó sus puntos escriturales con
           ellos; él no se molestó con los sacerdotes, pero él se fue al
           desierto y esperó en el Señor hasta que el pueblo estuvo
           listo para recibirlo.  Dios llamó Su profeta al desierto (164).
           Dios  había  testificado;  Él  lo  había  escogido  a  él,  pero  la
           espera  no  era  por  Moisés,  sino  por  el  pueblo  para  que
           estuviera listo para recibir a Moisés.


            (164) Éxodo 3:1-4

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