Mirábamos con sorpresa a los
españoles y lo que éstos habían traído:
los caballos, los grandes perros, las
armaduras y los cañones. Y nos extrañó
su forma de comportarse: parecían
gente resuelta.
Cuando Moctezuma les devolvió la
visita, lo retuvieron y luego lo
convirtieron en su prisionero.