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¡...Y ALGO MÁS Y MUCHO MÁS...!

          -¡Rosa, mi nombre es Rosa! Es un gusto hablar con usted, dijo
          sin mirarlo  a los ojos.
          -¿Tú nombre cuál es?
          - ¡Ramiro, soy Ramiro!-.

          Cuando llegaron al campamento, salieron del bus mientras les
          asignaban  sus  cabañas  para  pasar  la  noche.  A  Rosa  le
          correspondió  la  número  10  donde  sus  compañeros  serían:
          Micaela   -una chica totalmente desconocida- y Carolina su
          prima, Ramiro y Paco eran sus vecinos de carpa.

          Esa  misma  noche  se  sentaron  alrededor  de  la  fogata,  se
          contaban  historias  de  todo  tipo,  principalmente  las  de
          ultratumba, mitos, leyendas de espanto y demás. Rosa, luego
          de la orden de ir a dormir, decidió salir a caminar al bosque,
          lugar del cual contaban que si pisabas  donde antes estaba la
          casa de la vieja Elba, entonces   morirías devorado por los
          sabuesos que flotaban, estos eran sus mascotas, los guardines
          del lugar. Como Rosa no sabía de esa leyenda siguió su rumbo,
          se adentró sin precaución alguna. Sus compañeros de la cabaña
          se despertaron y se dieron cuenta que Rosa  no estaba. Salieron
          a  buscarla,  revisaron  por  todas  partes,  en  el  comedor,    los
          arbustos cercanos, la quebrada, las cabañas contiguas, entre
          otros  lugares;  luego  se  unió  a  la  búsqueda  el  resto  de  los
          asistentes al campamento. A nadie se le ocurrió buscar en el
          bosque,  hasta  que  Micaela  dijo  -¿Creen  que  haya  ido  al
          bosque?  ¡Es  tentador  para  una    persona  nueva  en  este
          campamento… nunca se resiste a ir allí!  Todos fueron a buscar
          en el bosque. La curiosidad arrastró a Rosa al sitio.

          Carolina, la prima de Rosa gritó tan fuerte que estremeció el
          lugar, y exclamó aterrorizada: ¡Aaahhhh! Encontré a Rosa!
          Todos  los  compañeros  se  guiaron  hacia  el  lugar  de  donde
          venían los gritos. Sí, era Rosa, o bueno la figura en el suelo de




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