Page 114 - El Señor de los Anillos
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los Brandigamo levantaron allí una empalizada que llamaron Cerca Alta. Había
sido plantada muchas generaciones atrás y ahora era elevada y tupida pues la
cuidaban constantemente. Corría a lo largo de la orilla desde el Puente del
Brandivino siguiendo una amplia curva hasta el Fin de la Cerca (donde el
Tornasauce salía de la floresta y se unía al Brandivino): unas veinte millas de
extremo a extremo. Por supuesto, la protección no era completa, pues la floresta
crecía junto a la cerca en muchos sitios. La gente de Los Gamos cerraba las
puertas con llave al oscurecer y esto tampoco se acostumbraba en la Comarca.
La balsa se movía lentamente en el agua. La ribera de Los Gamos iba
acercándose. Sam era el único que aún no había cruzado el río. Miraba las aguas
lentas y gorgoteantes y tuvo una curiosa impresión: su vida anterior quedaba
atrás entre las nieblas; delante lo esperaban oscuras aventuras. Se rascó la cabeza
y durante un momento deseó que el señor Frodo hubiera continuado viviendo
apaciblemente en Bolsón Cerrado.
Los cuatro hobbits dejaron la balsa. Merry estaba amarrándola y Pippin
guiaba el poney sendero arriba, cuando Sam (quien había mirado atrás, como
despidiéndose de la Comarca) dijo en un ronco murmullo:
—¡Mire atrás, señor Frodo! ¿No ve algo?
En el otro atracadero, bajo lámparas distantes, alcanzaron a vislumbrar
apenas una figura; parecía un bulto negro abandonado allí. Pero mientras
miraban les pareció que se movía de un lado a otro, como escudriñando el suelo.
Luego se arrastró, o retrocedió agachándose, de vuelta a la oscuridad, más allá
de las lámparas.
—¿Qué diantres es eso? —exclamó Merry.
—Algo que viene siguiéndonos —dijo Frodo—. No preguntes más por ahora.
Escapemos de aquí en seguida. —Subieron por el sendero hasta lo alto de la
barranca, pero cuando miraron atrás la niebla cubría la Orilla, y no se veía nada.
—¡Por suerte no hay botes en la ribera oeste! —dijo Frodo—. ¿Pueden cruzar
el río los caballos?
—Pueden ir veinte millas al norte hasta el Puente del Brandivino, o pueden
nadar —respondió Merry—, aunque nunca oí de ningún caballo que cruzara a
nado el Brandivino. ¿Pero qué importan los caballos?
—Te lo diré más tarde. Vayamos a tu casa y allí podremos hablar.
—Bien. Conoces el camino, tú y Pippin. Yo me adelantaré a caballo para
avisar a Gordo Bolger. Nos pondremos de acuerdo sobre la cena y otras cosas.
—Ya tuvimos una cena temprana, con el granjero Maggot —replicó Frodo—,
pero podríamos tener otra.
—¡Así será! Dame esa canasta —dijo Merry y partió adelantándose en la
oscuridad.