Page 51 - El Señor de los Anillos
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—No lo sé muy bien, y por lo tanto no diré más. Hablaré quizá cuando
vuelva. Me voy inmediatamente; así que me despido por ahora. —Se puso de pie.
—¡Así de pronto! —exclamó Frodo—. ¿Por qué? Creí que te quedarías por lo
menos una semana. Gandalf, esperaba tu ayuda.
—Así lo deseaba, pero tuve que cambiar de idea. Quizá me aleje por mucho
tiempo; volveré a verte tan pronto como me sea posible. ¡Cuenta conmigo!
Vendré sin hacer ruido y no a menudo. Creo que me he vuelto bastante
impopular en la Comarca. Dicen que soy un estorbo, un perturbador de la paz.
Por si te interesa, te aviso que algunos hablan de una confabulación entre tú y yo
para quedarnos con las riquezas de Bilbo.
—¡Algunos! —exclamó Frodo—. Quieres decir Otho y Lobelia. ¡Qué
abominables! Les daría Bolsón Cerrado y todo lo demás si pudiera tener otra vez
a Bilbo y salir con él a corretear por los campos. Amo la Comarca, pero
comienzo a lamentar no haber partido con Bilbo. Me pregunto si lo veré otra vez.
—Lo mismo digo —respondió Gandalf—, y me pregunto muchas otras cosas.
¡Adiós, ahora! ¡Cuídate! Búscame sobre todo en los momentos difíciles. ¡Adiós!
Frodo lo acompañó hasta la puerta. Gandalf lo despidió agitando la mano y
desapareció a paso sorprendentemente rápido, aunque Frodo pensó que el viejo
mago estaba más agobiado que de costumbre, como si llevase un gran peso sobre
los hombros. La tarde moría y la figura embozada se perdió en el crepúsculo.
Frodo no volvería a verlo por largo tiempo.