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Deut. 4: LA GRANDEZA DE LA TORAH!

               Deut 4: Primera advertencia: ¡ES PERFECTA! NO SE PUEDE MODIFICAR:


               Deut 4: 2. No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que

               guardéis los mandamientos de YHVH vuestro Dios que yo os ordene.

               ¡TENEMOS UN ELOHIM PERFECTO! ¡SU VOLUNTAD ES ETERNA! ¡EL ES EL

               CREADOR DEL CIELO Y TIERRA!
               ¡NADIE puede añadir ni quitar a su palabra! Todos LOS MANDAMIENTOS DE

               HOMBRES, vengan del lado judío o del lado cristiano, son CONTRARIOS a la voluntad

               del PADRE. Un simple lavado ritual de manos fue declarado CONTRARIO A LA
               TORAH Y MANDAMIENTO DE HOMBRES, por el mismo YESHUA.


               Mateo 15:2 ¿Por qué tus discípulos quebrantan la TRADICIÓN DE LOS ANCIANOS?
               Porque no se LAVAN LAS MANOS cuando comen pan.

               ¿QUE RESPONDIÓ YESHUA? Mateo15:3 Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también

               vosotros QUEBRANTÁIS EL MANDAMIENTO DE YHVH por vuestra tradición?

               ANALICEMOS EL TEMA desde otra óptica:

               Marcos 7:1 Se juntaron a YESHUA los fariseos, y algunos de los escribas, que habían

               venido de Jerusalén;

               7:2 los cuales, viendo a algunos de los discípulos de YESHUA comer pan con manos
               inmundas, esto es, no lavadas, los condenaban.

               7:3 Porque los fariseos y todos los judíos, TRADICIÓN DE LOS ANCIANOS, si muchas

               veces no se lavan las manos, no comen.
               NOTEN MUY IMPORTANTE: NO SE HABLA DE MANOS SUCIAS... Se habla de

               manos NO LAVADAS RITUALMENTE, como lo ordenan los mandamientos de

               HOMBRES.

               7:4 Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que

               tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y
               de los utensilios de metal, y de los lechos.

               7:5 Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan
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