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CUENTAN LOS ANTIGUOS …
No hay presente sin pasado dicen, por eso rescatamos algunas interesantes historias de los barrios Merced, Las Cañas, El
Litre y La Cruz que surgieron en el marco de la ejecución de los proyectos de rescate de la identidad del Plan de Gestión
Social y que hoy la comunidad busca traspasar a las nuevas generaciones.
La Cruz de los Muertos del Cerro Merced
Sin duda, el más destructor de los terremotos que ha
azotado a la ciudad puerto fue el del año 1906, el cual
cambio radicalmente la morfología de la ciudad que quedó
absolutamente derrumbada.
Miles eran los cadáveres que se fueron apilando en las
Plazas O´Higgins y De La Victoria, tras esta catástrofe
vinieron las plagas y epidemias, dejando un saldo de más de
tres mil muertos, de los cuales dos mil fueron enterrados en
una fosa común construida en el Cerro Merced. Existen
versiones encontradas, hay quienes dicen que los que
fueron enterrados aquí eran los más pobres, otros que
argumentan que no hubo otra alternativa que una fosa común ante el colapso del cementerio municipal y la plaga que vino después del terremoto.
Los padres y abuelos de los vecinos más antiguos de este sector, contaban que primero vinieron a cavar la fosa los presos que fueron traídos con
cadenas en sus pies, luego comenzaron a subir las carretas municipales con los cuerpos que fueron enterrados envueltos tan solo en sacos.
Esta historia, caló fuerte en la comunidad, quienes de generación en generación han ido traspasando el respeto por este lugar por su memorial, La
Cruz de los Muertos, que refleja el sufrimiento y adversidad sobre la cual la ciudad tuvo que ponerse nuevamente de pie.
Las noches de jolgorio en Las Cañas El aporte de los inmigrantes del Cerro El Litre
La antigua bohemia porteña es algo que ha quedado grabado el Durante la Colonia, Valparaíso fue el puerto de entrada a Santiago, ciudad de
imaginario colectivo de los habitantes de la ciudad. Piano, la que dependía, y su comercio se estableció casi exclusivamente con el
cantores, cuecas choras son parte de esa imagen que hoy vuelven a puerto de Callao, en el Perú. El advenimiento de la Independencia y la
florecer en Valparaíso. libertad de comercio, permitió el comienzo de una expansión económica
sostenida. Este fenómeno, se vio reflejado en el aumento de la población
Pero el Cerro Las Cañas, se jacta de haber tenido uno de los lugares porteña, entre estos se incluían inmigrantes extranjeros atraídos por las
de esparcimiento más pintorescos de la ciudad, cuyo recuerdo nuevas oportunidades de comercio.
traspasó incluso los límites del cerro. Se trata de la Casa de “El
Lautaro”, un famoso vecino que cada noche tras el “santo y seña” de Es así como en el Cerro El Litre, se asienta una importante colonia de
quien llegaba abría clandestinamente las puertas de su antigua inmigrantes italianos, otorgándole un carácter cosmopolita al cerro, que en
casona para dar vida a aquellas recordadas noches de fiesta donde aquellos años se manifestó en su arquitectura, ya que hasta la primera
existía un salón para los casados y otro para los solteros, tal como mitad del siglo XX aún el cerro era un lugar de casas quinta, algunas de las
recuerdan los vecinos y vecinas que por allí pasaron. cuales con grandes casonas al estilo europeo.
A tanto llegó la fama de este lugar, que incluso se comenzaron a Había muchos italianos, destacando los Napoli –que eran considerados los
generar mitos en torno a él, pues se dice que existía un libro dueños del cerro- y los Sanguinetti, familias que con el correr del tiempo
secreto en la imponente palmera de la casa donde estaba escrito fueron dando el nombre a algunas calles del sector. Otras de las familias de
importancia al interior del cerro fueron los Piaggio y los Pizzorno. Se trataba
el nombre de todos los comensales de aquel extinto lugar. Dicha
de inmigrantes italianos que estaban dedicados al comercio, eran dueños
palmera se quemó con el incendio de 2014, creyendo la gente que
de grandes emporios, siendo conocido y –posteriormente- recordado en la
el secreto habría desaparecido aquel fatídico día.
vida y desarrollo del cerro el comerciante italiano Nicolás Pizzorno.
Sin embargo, uno de los recuerdos más latentes de esta época fue la
capacidad que tuvieron todos los vecinos y vecinas, independiente de las
diferencias de origen o condición social, de convivir y generar una intensa
vida comunitaria.
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