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Huá Tuó era un experto en medicina tradicional. Solo necesitaba unos pocos tipos de hierbas y cuando Huá Tuó preparaba su medicina, ni siquiera tenía que pesarlas.
Cuando se trataba de acupuntura, él podía curar a los pacientes administrando solo una o dos agujas. Antes de introducir una aguja en el paciente, le decía: “Avísame cuando puedas sentir la aguja”.
Cuando el paciente podía sentirla, Huá Tuó sacaba la aguja y el paciente se sentía mejor.
Fue él quien descubrió los puntos de acupuntura Jiaji (Puntos Paravertebrales de Huá Tuó). Más tarde fueron conocidos como los Puntos Huatuojiaji.
También fue el primer y gran cirujano del país.
Si el foco de la infección estaba en el cuerpo y no funcionaba ni la acupuntura ni la medicina, consideraba que la cirugía era necesaria. Huá Tuó le daba al paciente una forma líquida de anestesia para beber.
Cuando el paciente poco después entraba en un estado inconsciente, abría su abdomen para remover la parte infectada, limpiaba el área y suturaba el abdomen antes de aplicar una crema a la herida.
En cuatro o cinco días, el dolor
desaparecería y el paciente se recuperaba completamente en un mes.
Huá Tuó visitaba a menudo montañas famosas. Un día, llegó a una vieja cueva en el monte Gong Yi y escuchó voces.