Page 13 - Es tarde pero es nuestra hora
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No parecía posible detener este caminar hacia el
abismo y de pronto un pequeño virus nos para de
golpe, nos confina, nos aísla, nos obliga a reducir el
consumo a lo esencial, la producción, los viajes, los
inaplazables trabajos…
Sin duda que el coste humano, social, económico
Muestra gratuita
será inmenso, pero quizás menos trágico que la ca-
rrera suicida que llevamos.
Espero que escuchemos este doloroso aviso y sepa-
mos cambiar de rumbo, aún estamos a tiempo.
• ¿Y si este parón obligado nos ayudase a reestructu-
rar nuestra escala de valores desvelándonos lo real-
mente valioso en la vida y eso nos ayudase a ser me-
jores personas?
• ¿Y si nos sirviese para desenmascarar los pies de ba-
rro de nuestra prepotente civilización, dejando al des-
nudo la profunda vulnerabilidad de nuestra vida, de
la vida y por tanto la necesidad de cooperación, cui-
dado, solidaridad…, sin la que no podemos subsistir?
• ¿Y si a partir de esta experiencia decidimos empren-
der el camino del decrecimiento solidario impues-
to ahora por el crack mundial y comenzamos ha-
ciendo realidad una actitud que será imprescindible
en un futuro inmediato?
• ¿Y si nos diésemos cuenta de lo que es ser rechaza-
dos en otros países como apestados y esa experien-
cia nos abriese la mente para comprender la injusti-
cia que eso mismo supone para millones de
personas a diario? ¿Y si, desde el dolor que esta
consciencia nos produce, pusiéramos nuestro cora-
zón presionando para que se favorezca una acogida
solidaria y justa de quienes lo necesitan?
16 © narcea, s. a. de ediciones