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Unidad 3, página 31, actividad 3:
                Jr 1, 4-10.17-19

                El Señor me dirigió la palabra:
                —Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes
                de que salieras del seno materno, te consagré:
                te constituí profeta de las naciones.
                Yo repuse:
                —¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que
                solo soy un niño.
                El Señor me contestó:
                —No digas que eres un niño, pues irás adonde
                yo te envíe y dirás lo que yo te ordene. No les
                tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte.
                El Señor extendió la mano, tocó mi boca y me
                dijo:
                —Voy a poner mis palabras en tu boca. Desde
                hoy te doy poder sobre pueblos y reinos para
                arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para
                reedificar y plantar. [...]
                Añadió el Señor:
                —Pero tú cíñete los lomos: prepárate para decir-
                les todo lo que yo te mande. No les tengas miedo,
                o seré yo quien te intimide. Desde ahora te con-
                vierto en plaza fuerte, en columna de hierro y
                muralla de bronce, frente a todo el país: frente a
                los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacer-
                dotes y al pueblo de la tierra. Lucharán contra ti,
                pero no te podrán, porque yo estoy contigo para
                librarte.
                                                                     maestros, escuchándolos y haciéndoles pregun-
                                                                     tas. Todos los que lo oían quedaban asombrados
                Unidad 8, página 80:                                 de su talento y de las respuestas que daba.
                Lc 2, 41-52                                          Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:

                José y María solían ir cada año a Jerusalén por      —Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y
                la fiesta de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce       yo te buscábamos angustiados.
                años, subieron a la fiesta según la costumbre y,     Él les contestó:
                cuando terminó, se volvieron, pero el Niño Jesús     —¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo
                se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus       debía estar en las cosas de mi Padre?
                padres. Estos, creyendo que estaba en la cara-       Pero ellos no comprendieron lo que les dijo. Él
                vana, anduvieron el camino de un día y se pu-        bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a
                sieron a buscarlo entre los parientes y conocidos;   ellos.
                al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén bus-     Su madre conservaba todo esto en su corazón.
                cándolo. Y sucedió que, a los tres días, lo encon-   Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura
                traron en el Templo, sentado en medio de los         y en gracia ante Dios y ante los hombres.

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