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56 LOS ALIADOS DE LA HUMANIDAD — CUARTO DISCURSO
a contenerse de dar su vida a cosas que no comprenden y a no
apagar su discernimiento y su discreción para conseguir cualquier
premio que les sea prometido. Y debemos alentarles a no traicionar
al Conocimiento dentro de ustedes mismos, la inteligencia espiritual
con la que nacieron y que ahora contiene su única y mayor promesa.
Tal vez al escuchar esta información ustedes mirarán el
Universo como un lugar carente de Gracia. Tal vez se vuelvan
cínicos y temerosos, pensando que la avaricia es universal. Pero
este no es el caso. Lo que se necesita ahora es que ustedes se hagan
fuertes, más fuertes de lo que son ahora, más fuertes de lo que
han sido jamás. No den la bienvenida a las comunicaciones con
aquellos seres que intervienen en su mundo hasta que tengan esta
fuerza. No abran sus mentes y corazones a los visitantes de más
allá del mundo, porque ellos vienen aquí para sus propios fines.
No piensen que ellos van a realizar sus profecías religiosas o sus
mayores ideales, porque eso es una ilusión.
Hay grandes fuerzas espirituales en la Comunidad Mayor —
individuos y aun naciones que han alcanzado estados altísimos
de logro, mucho más allá de lo que la humanidad ha demostrado
hasta ahora—. Pero ellos no vienen ni toman el control de otros
mundos. Ellos no representan a fuerzas políticas o económicas en el
universo. No están involucrados en el comercio, más allá de atender
sus propias necesidades fundamentales. Ellos viajan raramente,
excepto en situaciones de emergencia.
A aquellos que están emergiendo a la Comunidad Mayor
se les envían emisarios para ayudar, emisarios como nosotros. Y
también existen emisarios espirituales —el poder de Los Invisibles,
los cuales pueden hablar a aquellas personas que están preparadas
para recibir y muestran buen corazón y promesa—. Así es como
Dios trabaja en el Universo.