Page 157 - mago de oz
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Acto seguido se plantó bien sobre ambos pies y
gritó a toda voz:
—¡Zizi, zuzi, zik!
Y el encanto mágico empezó a dar sus frutos,
pues se oscureció el cielo y empezó a oírse un
extraño zumbido. Era el batir de muchas alas al
que siguieron charlas y risas, y el sol brilló de
nuevo al aclararse el cielo, mostrando a la Bruja
Maligna rodeada por una multitud de monos,
todos ellos dotados de un par de enormes y
poderosas alas.
El más grande de todos, que parecía ser el jefe,
voló cerca de la Bruja y le dijo:
—Nos has llamado por tercera y última vez. ¿Qué
nos ordenas?
—Vayan a buscar a los forasteros que han
entrado en mi tierra y elimínenlos a todos salvo
al León —ordenó la Bruja—. Tráiganme la bestia,
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