Page 23 - Vuelta al mundo en 80 dias
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Entonces, voy a buscar a mi amo, que no tendrá mucho gusto en molestarse.

                  Después de esto, el pasajero saludó a Fix y se vol-vió a bordo del vapor.


                  VII


                  El inspector volvió al muelle y se dirigió con cele-ridad al despacho del cónsul; en seguida,
                  por petición suya, urgente, fue introducido a la presencia de dicho funcionario.

                   Señor cónsul  le dijo sin más preámbulo , tengo poderosas presunciones para creer que
                  nuestro hombre ha tomado pasaje a bordo del "Mongolia".

                  Y Fix refirió lo que había pasado entre el criado y él con motivo del pasaporte.

                   Bien, señor Fix  respondió el cónsul , no sentiría ver el rostro de ese bribón. Pero tal
                  vez no se presentará si es lo que suponéis. Un ladrón no procura dejar detrás de sí rastros de
                  su paso, sobre todo no siendo obligatoria la formalidad del pa-saporte.

                   Señor cónsul  respondió el agente , si como debemos suponerlo es hombre entendido,
                  vendrá.

                   ¿A hacer visar su pasaporte?

                   Sí. Los pasaportes nunca sirven más que para molestar a los hombres de bien y facilitar la
                  fuga de los tunantes. Os aseguro que ése estará en regia, pero espero que no lo visaréis.

                   ¿Y por qué no? Si el pasaporte es regular  res-pondió el cónsul  no tengo derecho a
                  negarme a visarlo.

                   Sin embargo, señor cónsul, será necesario que yo detenga aquí a ese hombre hasta haber
                  recibido de Londres un mandato de prisión.

                   ¡ Ah! Eso es cuenta vuestra, señor Fix  respon-dió el cónsul , pero yo no puedo...

                  El cónsul no terminó su frase. En aquel momento llamaban a la puerta de su gabinete, y el
                  ordenanza de la oficina introducía a dos extranjeros, uno de los cuales era precisamente el
                  criado que había conversado con el agente de policía.

                  Eran efectivamente amo y criado. El primero sacó el pasaporte, rogando lacónicamente al
                  cónsul que se sirviera visarlo. Tomó éste el documento Y lo leyó aten-tamete, mientras Fix,
                  en un rincón del gabinete, obser-vaba o más bien devoraba al extranjero con sus ojos.

                  Cuando el cónsul terminó su lectura, dijo:

                   ¿Sois Phileas Fogg, "esquíre"?
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