Page 4 - MONTT LATIN AMERICAN MAGAZINE, OCTUBRE 2021 (Español)
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Ello, porque está claro que en esta visión no estamos ante una sola historia, sino que sigue en pie una renovación de la historia de los tiempos de vencedores y vencidos, con los resentimientos renacidos a partir del actual despojo, de la sensación de los rezagados que han sido llevados a las cuerdas por los modernos y su arrastre hacia los grupos intermedios, conducidos a verdaderas reservaciones para rezagados.
de asistencialismo global, salarios justos, pensiones dignas, salud, condiciones labores apropiadas, todas las promesas conocidas, a cambio de menor libertad, libertad que para ellos no existe, porque para ser libres hay que tener medios mínimos, de los que ellos carecen. El diseño del Plan de Acción, con actuaciones de largo plazo y otras de corto y mediano plazo, y nuestros políticos deben emprenderlo con decisión y coraje de aceptar la realidad a que llegamos. Hemos sido todos culpables, los de derecha e igualmente los de centro como los de izquierda, incluso los de izquierda no democrática. Los políticos y líderes de izquierda en Chile pertenecen igualmente al grupo de los modernos, solo diferencias intelectuales existen entre ambos grupos, pero en su modo de vida somos todos iguales. Mirado desde los rezagados no hay diferencia entre todos nosotros los modernos, somos todos de los privilegiados. Ese sentimiento está claro, la masa de insurrectos atacó a personeros de la izquierda por igual. El clivaje no esta ya en las ideas políticas de derecha o izquierda, sino entre los modernos y los rezagados, potenciados estos últimos por las redes sociales y su capacidad de movilización, y refortalecidos por la dirección política de la izquierda no democrática.
¿Cómo sacar a este grupo de las nuevas reservaciones en que la sociedad actual los condujo? ¿Es verdad que los hemos llevado a esos lugares? ¿Porque saben ellos que están en dichos sitios?
Esta crisis, como todas las grandes crisis de la historia, esta indirectamente provocada por la tecnología, las redes sociales y su acceso fácil a través de los celulares; es un hecho que hoy cualquiera dispone de un celular y por su intermedio tiene acceso y toma conocimiento de los niveles de confort de que gozan los modernos y los grupos medios que los rodean, sus niveles de gastos, sus escándalos, sus actos de corrupción, y eso hace posible la comparación, y enseguida la certeza de que eso es inalcanzable para ellos, que se encuentra más allá de toda posibilidad para ellos, que ya no hay nada que perder al decidir jugársela en el todo por el todo. Si a eso se le agrega la intencionalidad política de los partidos de extrema izquierda no democrática, que ven eso como su puerta de entrada al control de Gobierno, ya está todo dicho.
¿Por qué eso no se detectó a tiempo? ¿En qué estábamos que no lo vimos? Somos latinoamericanos, no comprendemos nada a tiempo, aun cuando no hay nada maligno en esta desatención. Es nuestra rutina de continente despreocupado. Solo se reacciona sobre hechos consumados. ¿Qué hacer? Primero que nada, entender que los insurrectos tienen razón, se los llevó al borde, a las cuerdas, se les mostró con ferocidad lo que no eran y que no podrían llegar a ser, sin conciencia de lo inapropiado de esa realidad. Como que en una democracia política los afectados eran un porcentaje alto capaz de activarse y cambiar el fiel de la balanza, que es lo que está sucediendo hoy.
Segundo, por, sobre todo, cuidar la democracia. Los partidos de extrema izquierda no democráticos tienen ahora una gran oportunidad en esta situación de liderar esta crisis, de asumir la representatividad de los rezagados y ofrecerles la protección deseada a través del Estado, en una promesa
Entre las políticas esenciales de largo plazo debe necesariamente estar la educación. Será preciso invertir los máximos montos posibles en educación de calidad a los hijos de los rezagados; en planes serios, bien financiados, y de enseñanza de calidad orientada a las necesidades reales del país, de modo que haya empleos disponibles para sus egresados, de tal manera de hacerlos migrar en forma expresa a la modernidad.
Esto debiera ser el principal plan de Chile en los próximos 10 años, contratando a las mejores asesorías internacionales disponibles, y aunando los esfuerzos de toda la nación, reuniendo sentimientos de todos en este objetivo. Becas generosas a los más esforzados y capaces, manejo no politizado del Plan.
El corto plazo debe estar dominado por el tomar conciencia de que hemos sido todos culpables por igual, derecha, izquierda democrática y centro, y que la culpa compartida nos debe llevar a definir el reequilibrio posible de la convivencia social, en un ambiente de menor conflicto que permita recomponer la seguridad, finanzas nacionales y el progreso de nuestras instituciones.


























































































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