Page 132 - DIC BORRADOR
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Era Martes y la fue a dejar al aeropuerto. Los besos pasaron del interior del
auto, hasta afuera del mismo, pasando por cada rincón del aeropuerto. La
breve separación que seria por el resto de semana ya que volvería el Sábado,
además de la próxima semana, los entristecía. La sana rutina sexual que los
satisfacía iba a quedar en espera por este tiempo así que prácticamente en
mutuo acuerdo se metieron al baño de mujeres del aeropuerto. Entraron
bruscamente, aunque verificaron que nadie los viera entrar no hicieron lo
mismo viendo si había alguien dentro, aún así la suerte les sonreía y
encontraron el baño vacío. Los besos pasaron de ser coquetos en publico a ser
intensos y llenos de pasión mientras estaban solos. Abrieron la última puerta
del baño, y se encerraron dejando la maleta
en la abertura inferior para que nadie viera los zapatos varoniles. Dania vestía
un vestido de una pieza que no resistió y fue desprendido rápidamente
quedando sobre una maleta, en respuesta ella tiro de su camisa y lo dejo
desnudo. Desabrochando lentamente el pantalón comenzaba a disfrutar la
tocasiones de su amante, que lentamente baja sus bragas a sus rodillas,
obligándola a abrirse de piernas para evitar que estas tocaran al piso. Saco el
grueso y erecto miembro de su pareja y una vez lo tuvo en sus manos se vio
sorprendida cuando se escucho la puerta del baño abrirse y cerrarse de golpe.
Alguien había entrado y podía descubrirlos, la idea los excito aún más y sintió
como el pene crecía en su mano. Lentamente lo introdujo en su boca, lo
humedece con ternura y lo mete y saca de entre sus labios impregnados de la
lubricación natural del miembro. La mujer que había ingresado al parecer sale
del baño por lo que Dania deja de temer y intensifica su exploración, haciendo
fuertes ruidos mientras chupa con pasión, pero no pasan más de 40 segundos
cuando entran de nuevo, esta vez una pareja de muchachas que ríen por
trivialidades. Daniel hace que su novia se pare, dándole una falsa idea de que
pararían, se ayuda de esto tomando el vestido, la da vuelta y la abraza con el
vestido en la mano para luego penetrarla bruscamente. Ella acusa lo improvisto
de eso y no logra ahogar el gemido. Las chicas notan el ruidoso quejido de
placer y comentan en voz baja. Lejos de preocuparse de ello, y aún sabiendo