Page 10 - LA SANTA TRINIDAD
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LA CRUZADA DE LOS CRISTEROS


                  La Guerra Cristera (también conocida como Guerra de los Cristeros o Cristiada) en
                  México  fue  un  conflicto  armado  que  se  prolongó  desde  1926  a  1929  entre  el
                  gobierno  de  Plutarco  Elías  Calles  y  milicias  de  laicos,  presbíteros  y  religiosos
                  católicos que resistían la aplicación de legislación y políticas públicas orientadas a
                  restringir la participación de la Iglesia católica sobre los bienes de la nación así como
                  en procedimientos civiles.

                  La  Constitución  mexicana  de  1917  establecía  una  política  que  negaba  la
                  personalidad jurídica a las iglesias, prohibía la participación del clero en política,
                  privaba a las iglesias del derecho a poseer bienes raíces e impedía el culto público
                  fuera de los templos.

                  La vulneración de los derechos civiles y libertades de los católicos mexicanos por
                  parte  del  gobierno  mexicano,  llevaron  a  muchos de ellos a unirse  a  partidas de
                  guerrilleros para formar lo que se denominaría el ejército cristero que estaba dirigido
                  por antiguos militares revolucionarios, ex partidarios algunos de ellos de Pancho
                  Villa,  Emiliano  Zapata  y  participaron  también  algunos  sacerdotes.  Combatían  la
                  política laica del presidente Plutarco Elías Calles y su sucesor, Emilio Portes Gil. las
                  mujeres también jugaron un papel importante dentro del ejército cristero. Además
                  de  ser las  primeras  guerrilleras  y  las  más  entusiastas  a  la hora de  conflicto,  se
                  destacan más de 25,000 de las llamadas Brigadas Femeninas, dedicadas a apoyar
                  en la rebelión. La más renombrada de ellas fue Lupita Chaire.

                  Dicho ejército se distinguía por ser un ejército de campesinos soldados. La mayoría
                  de los miembros se encontraban debajo de un cierto nivel de ingresos, tanto los de
                  las ciudades como los del campo con una educación pobre, lo que les resultó muy
                  fácil de involucrar. Así pues aquellos provenientes del campo constituían aliados
                  civiles y soldados principalmente mientras que los de la ciudad se encargaban de la
                  organización, la propaganda y el aprovisionamiento principalmente. A pesar de las
                  limitaciones  en  insumos,  en  tres  años  los  cristeros  pasaron  de  ser  la  partida
                  anárquica del ejército constituido, a derrotar en igualdad de fuerzas a las tropas
                  federales. Si bien  algunos  ricos hacendados  se  unieron  a  la  lucha  (como  Jesús
                  Quintero, José Guadalupe Gómez, Manuel Moreno, Salvador Aguirre, Luis Ibarra y
                  Pedro Quintanar por ejemplo) en las regiones de Zacatecas, los Altos de Jalisco,
                  Michoacán, Durango y Guanajuato. Estos personajes fueron solo la excepción que
                  confirmaba la regla: “Solo la gente humilde se estaba uniendo a la lucha”.
                  Algunas estimaciones ubican el número de personas muertas en un máximo de 250
                  mil, entre civiles, efectivos de las fuerzas cristeras y del Ejército mexicano.
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