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Muchos de nosotros seguíamos súper interesados en saber por qué John se alejó de nosotros cuando tenía una gran oportunidad de vivir en una sociedad tan avanzada como la nuestra y abandonar a una primitiva. Gracias a Ford, un periodista pudo encontrarlo y grabarlo en medio de su divertida forma de castigarse. Obviamente todos queríamos ir a ver en vivo y en directo la escena que John montó.
Los que presenciaron el acto, empezaron a gritar “El lá-ti-go” y en eso John hizo lo que mejor sabe hacer, ser un salvaje. Le gritó a nuestra beta, Lenina, “¡Zorra!”. ¡Zorra!, y después la empezó a azotar con el látigo. Si yo hubiera estado ahí, la verdad no hubiera sabido cuál sería el rumbo de las cosas. Cualquiera quisiera revivir esa situación, pero ¿adivinen qué mis queridos lectores? El salvaje malagradecido se ahorca al día siguiente arrepentido de lo que había ocurrido.
La verdad es que tarde o temprano algo como esto iba a suceder y aunque no lo queramos aceptar, es más que notorio que alguien como él nunca iba a encajar en la sociedad en la que vivimos
Una sociedad muy evolucionada y avanzada que está perfectamente diseñada para que todos seamos felices y gracias a personas como Mustafá Mond no hay ningún tornillo suelto. Ese salvaje, aunque era hijo de uno de nosotros, nunca podría abandonar sus pensamientos retrógradas e ignorantes a pesar de convivir con personas más avanzadas. En mi opinión fue bueno mientras duró porque gracias a personas como él es que nuestra muy perfecta y feliz sociedad está en riesgo de colapsar. ¿Acaso a ustedes les hubiera gustado que pensaramos como él?
La respuesta claramente es no, pues ¿quién quiere tener hijos como en la antigüedad, casarse y poder disfrutar del placer sexual únicamente en el matrimonio? Yo no y ustedes tampoco porque hemos avanzado tanto que retroceder no debería ser una opción.
Dibujo de John, realizando su gan espectáculo final
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