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de aquella vez. Sería señal de que la  siempre un camino, con una cita
          visita de Jesús a nuestra alma no pasa  preciosa nos lo enseña S. Manuel

          inadvertida, sino que es un encuentro  González: “Para mis pasos yo no quie-
          real con Cristo.                       ro más que un camino, el que lleva al
                                                 Sagrario y yo sé que andando por ese
            Por los brazos del anciano Si-
          meón allá en el Templo de Jerusalén    camino encontraré hambrientos de

          pasarían a lo largo de su vida miles de   muchas clases y los hartaré de todo
          niños para presentarlos al Señor, sin   pan, descubriré niños pobres y pobres
          embargo, porque tenía unos ojos de     niños y me sobrará el dinero y los au-

          fe, que veía más allá de las apariencias,   xilios para levantarles escuelas y re-
          pudo ver en aquel Niño que tenía en    fugios para remediarles sus pobrezas,
          los brazos al Mesías esperado.         tropezaré con tristes sin consuelo, con
                                                 ciegos, con sordos, con tullidos y hasta
            ¡Dios quiera que cuando pase Je-     con muertos del alma o del cuerpo y

          sús Eucaristía por nuestra vida, ten-  haré descender sobre ellos la alegría de
          gamos  esos  mismos  ojos  de  fe  que  la vida y de la salud”.
          van más allá de lo puramente mate-        En la Eucaristía tenemos el reme-
          rial,  para poderlo  reconocer  como   dio para no morir. Si ésta es la fuen-

          Simeón, como la profetisa Ana, como    te de la vida, quiere decir que en el
          los discípulos de Emaús, que lo reco-  momento en que dejamos de estar
          nocieron al partir el pan, o como los   unidos a Jesús Eucaristía, la fe del
          apóstoles en el cenáculo!
                                                 cristiano  muere. “Como  el  sarmiento

          1. Misterio fuente de la vida          no puede dar fruto por sí, si no perma-
          del cristiano.                         nece en la vid, así tampoco vosotros, si
                                                 no permanecéis en mí” (Jn 15, 4).
            Así nos lo recuerda el catecismo de
          la Iglesia Católica en el número 1324.    Cada uno desde su propia expe-

          “La eucaristía es fuente y culmen de   riencia podría constatar la verdad de
          toda la vida cristiana”. Es el principio   esta palabras del Evangelio. Cuando
          y fin de todo para el cristiano. Todo   nos separamos de la Eucaristía nues-
          empieza y todo acaba en la Eucaristía.   tra fe se debilita y termina por morir.
          Así nuestros pasos deberían tener      Es el drama que vemos en tantos her-


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