Page 30 - Camino a la victoria
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Camino a la Victoria






          exhortar, y si aun así, continua en su posición de desconocer su error, lo debes comunicar a

          la iglesia.



          Una de las funciones de la iglesia, la congregación de los creyentes que creen que Jesús es

          el Cristo, el Hijo del Dios viviente, es la de tener cierta autoridad sobre la conducta de sus
          miembros.  En el contexto de esta ocasión, podemos aprender dos cosas muy importantes
          acerca de ella.




          Jesús nos enseña que cuando un cristiano comete un acto de pecado, negándose a
          admitirlo o arrepentirse y corregirlo, el árbitro final es la iglesia. Esto implica qué, si el

          cristiano se somete a la corrección o disciplina de la iglesia, está bien y se le seguirá
          considerando como hermano y se le tratará como tal («…has ganado a tu hermano.»)



          Pero, si él o ella se niega aún, y aquí, Jesús habla categórica y enfáticamente, «… tenle por

          gentil y publicano.» Esto quiere decir que no se le debe considerar como digno del
          compañerismo de la iglesia y ya no debe tener nada que hacer en la iglesia.  Es una posición
          severa y fuerte, pero necesaria.




          Otro punto para recordar aquí es que Jesús quería que su iglesia («…mi iglesia…») fuera un
          lugar o una ocasión, donde y cuando, los creyentes pudieran encontrar una atmósfera en la

          que ellos sintieran la libertad de confesar su pecados y errores, y experimentar la
          renovación y sentido de perdón que fue cumplido, en la cruz.




          Es importante que guardes en tu mente estos pensamientos, mientras seguimos en nuestro
          estudio sobre la iglesia.















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