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Órgano antiguo en la iglesia medieval del castillo de Kronborg.

Financiado totalmente con el peaje del estrecho,
Kronborg fue el castillo renacentista más bello del
norte. En parte bastión militar donde cabía una
guarnición, era también una residencia principesca,
con torres y agujas recubiertas de cobre. En su
interior había habitaciones ricamente amuebladas,
con techos artesonados, paneles pintados y
tapicería que mostraban cien o más reyes daneses,
algunos reales y otros legendarios. Allí recibió
Federico a una delegación enviada por la reina
Isabel I, que le otorgó la orden de la Jarretera; allí
su hija Ana pasó su luna de miel con Jacobo VI de
Escocia, ulteriormente Jacobo I de Inglaterra.

El Elsinor de Shakespeare
Esta fortaleza de antaño formidable y este
gran palacio renacentista se convirtió en el
Elsinor de Shakespeare, que lo describe como
espectacularmente encaramado a un promontorio.
De hecho Shakespeare debió conocer su verdadera
posición, ya que los actores con los que trabajaba
habían hecho representaciones en Kronborg para la
corte. Pero la imaginación del dramaturgo refundió
el castillo y la leyenda de Saxo en un mundo
renacentista de intrigas políticas que se sucedían
en los corredores, las cámaras y las almenas.

Desde finales del siglo XVIII, muchos extranjeros,
especialmente ingleses y alemanes empezaron
a viajar al Elsinor imaginado por Shakespeare.
Algunos se decepcionaban al ver un Kronborg
restaurado por Christian IV tras el incendio de 1629
que casi destruyó el castillo original. La ocupación
sueca entre 1658 y 1660 también tuvo su efecto.
El nuevo Kronborg tenía casi el mismo aspecto
que el antiguo, pero probablemente carecía de la
resonancia del Elsinor de Hamlet. Sala interior del Castillo Kronborg.

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