Page 145 - Donde termina el arco iris
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CECELIA AHERN                                                             Donde termina el Arco Iris
                       durante los años más importantes de la vida de Katie, o de la mía, ya puestos?
                       ¿Quién se pasó las noches en vela dándole de mamar, paseando por los
                       pasillos y cantando puñeteras nanas para aplacar sus constantes chillidos?
                       ¿Quién le cambió los pañales sucios, le limpió los mocos de la nariz y acabó
                       harta de lavarle la ropa a diario? ¿Quién tiene estrías y cicatrices, las tetas
                       caídas y canas a los treinta y dos? ¿Quién asistió a reuniones de padres y
                       alumnos, la acompañó y recogió del colegio, hizo la cena, puso la mesa, pagó
                       el alquiler, fue a trabajar, la ayudó a hacer los deberes, le dio consejos, le
                       enjugó las lágrimas, le explicó los pájaros y las abejas, le explicó por qué su
                       papá no estaba en casa como los papás de los demás niños? ¿Quién se pasó la
                       noche   despierta   y   preocupada   cuando   estuvo   enferma,   poniéndole   el
                       termómetro y comprando medicinas, yendo al médico y al hospital en plena
                       noche? ¿Quién dejó de ir a la universidad, pidió días libres en el trabajo y se
                       quedó en casa el fin de semana para cuidar de ella? Yo y sólo yo. ¿Dónde
                       estaba ese cabrón entonces?
                       Y tiene el morro de irrumpir tan campante en nuestras vidas al cabo de trece
                       años cuando todo el trabajo duro ya ha terminado, encogiendo un poco los
                       hombros con un patético «lo siento», justo después de que mi marido me haya
                       puesto los cuernos, mi  matrimonio se haya ido  al carajo y por fi n  haya
                       decidido mudarme a Boston, que es donde tendría que haber estado todo este
                       tiempo   si   ese   taimado   gilipollas   no   hubiese   arruinado   mis   planes,
                       trastornando por completo mi vida y abandonando el país con la polla entre
                       las piernas.
                       Que se joda.
                       Ahora se trata de mí, Rosie Dunne, y de nadie más.
               RUBY: Te equivocas, Rosie. También se trata de Katie. Tiene que saber que su padre
                       quiere verla. No la castigues por los errores que has cometido en tu vida.
               ROSIE: Pero si se lo digo, seguro que querrá verle. La emocionará mucho la idea de
                       conocerle y luego lo más probable es que  él le vuelva a fallar y le parta el
                       corazón otra vez. ¿Y quién tendrá que arreglar el estropicio? Yo. Seré yo quien
                       intente   recomponer   el   corazón   roto   de   mi   hija.   Tendré  que   recoger   los
                       pedacitos y enjugarle las lágrimas. Tendré  que poner cara de aquí  no pasa
                       nada, encogerme de hombros y decir: «Bueno, no te preocupes, querida hija
                       de trece años, no todos los hombres son unos canallas, sólo los que has
                       conocido».
               RUBY: Pero, Rosie, podría salir la mar de bien. A lo mejor es verdad que ha cambiado.
                       Nunca se sabe.
               ROSIE:  Tienes razón, nunca se sabe. NUNCA. Y una cosa más, ¿cómo quieres que
                       conozca a su padre cuando ya tenemos un pie en la otra punta del mundo? No
                       quiero quedarme aquí, Ruby. Quiero largarme. Quiero dejar atrás este desastre
                       de vida.
               RUBY: No es ningún desastre, Rosie. La vida dista mucho de ser perfecta para todos.
                       No eres la única. No hay una gran nube negra justo encima de tu cabeza y en
                       la de nadie más. Sólo da esa impresión. Pero todo el mundo la tiene. Debes
                       aprovechar   lo   que   tienes   y   tú   eres   afortunada:   tienes   una   hija   preciosa,
                       saludable, inteligente y divertida que te quiere con locura. Procura no perder
                       eso   de   vista.   Si   Katie   quiere   conocer   a   Brian,   deberías   apoyarla.   Puedes
                       mudarte igualmente y que él os vaya a visitar, pero si consideras que es lo
                       bastante importante como para quedarte, quédate.
               ROSIE: Katie querrá quedarse. El mes pasado pensaba que vivía en el paraíso. La vida
                       me ha cambiado en un instante.







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