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Helados de Paila 7
Sobre la paja, el hielo y la sal se coloca el
recipiente de bronce con el jugo endulzado y se
bate hasta obtener el mantecado.
Al llegar a Ibarra, casi por inercia, los visitantes
buscan en el local más cercano saborear su fruta
preferida convertida en un helado. Esta ciudad del
norte de Ecuador mantiene vivo un ícono gastro-
nómico: los helados de paila.
La preparación actual del mantecado dista bastan-
te de cómo se originó la tradición. Mucho antes
de la era cristiana, en China y en otras regiones
asiáticas, se tomaban bebidas enfriadas con nieve
o postres dulces congelados con hielo picado.
En Sicilia, con la llegada de los árabes, el sorbete
helado se popularizó, ya que los habitantes
contaban con los ingredientes principales: frutas y
nieve del monte Etna.
Desde los bizcochos de las carmelitas descalzas
Según el escritor e historiador Juan Carlos Mora- de Sevilla, hasta la preparación de los helados han
les, existen varias versiones sobre la llegada de sido obra de los conventos que mantenían guarda-
los helados al Ecuador y específicamente a la das estas recetas.
ciudad de Ibarra, “pero todo apunta a que es una Ibarra aún conserva su sabor de antaño. Cada
antigua receta de las monjas carmelitas, que rincón guarda recuerdos del pasado que se
arribaron a la villa desde Popayán (Colombia)”. proyectan al presente, desde las botellas de arrope
de mora, hasta los tradicionales helados de paila.
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