Page 73 - Secundaria - Comprometid@s con la Historia de México - 3er Grado
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                           Las innovaciones agropecuarias, la tecnología minera e inicios de la actividad industrial
En los siglos XVI y XVII, con el dinero necesario para invertir en la agricultura, sucedía algo similar a lo que ocurría con el requerido para abrir una mina o un comercio. Si alguien quería invertir en la agricultura pero carecía de los fondos necesarios, tenía dos opciones: solicitar un crédito agrícola en los juzgados de capellanías, anexos a las catedrales, que eran las instituciones de crédito agrícola de la Iglesia; o en algunas ciudades recurrir a los pósitos y paneras (almacenes), que eran instituciones controladas por los ayuntamientos y que habían sido fundadas principalmente para prevenir la escasez de cereales ocasionada por las sequías. Poseían un fondo destinado a la compra de cereales, prestaban semillas y dinero a los agricultores.
Fuera con dinero propio u obtenido por préstamo, la agricultura y la ganadería novohispanas no producían ya lo suficiente para satisfacer la demanda de alimentos de la crecida población de las ciudades en el siglo XVIII. Y no lo producían porque no habían cambiado los métodos tradicionales de cultivar y criar ganado; se necesitaba efectuarlas con métodos industriales. Lo anterior significa que se requería producir en mayor cantidad, con mayor rapidez y con sobrantes para comercialización.
Ciertamente que antes del siglo XVIII, en Nueva España había existido una incipiente industria, pero era de auto- consumo, es decir, que lo producido por artesanos, agricultores y ganaderos prácticamente alcanzaba solamente para satisfacer las necesidades de sus localidades. En tal situación se hallaban, por ejemplo, la producción de textiles, la cría del gusano de seda, la producción de sebo para fabricar jabón y velas.
Excepción a lo anterior, fue la región del Bajío (de la cual ya se habló en el bloque uno). Recuerda que el Bajío se extiende desde Querétaro, pasa por Celaya hasta León y está limitado al sur por el lago Yuririapúndaro y al norte por una sierra donde se encuentra la ciudad minera de Guanajuato. Era y es una zona tan fértil (gracias a su clima, su altitud y, sobre todo, las grandes extensiones de llanos con lagunas que riegan los campos) que durante la Colonia se le llamó el Granero del Virreinato.
Por su parte las minas siguieron funcionando casi sin cambios como lo habían hecho desde la invención del mé- todo de patio que estudiaste en el bloque uno. Una innovación que sí ocurrió en el siglo XVIII fue la incorporación, en algunas minas, del método de “cazo”. En este método, para acelerar la incorporación de azogue al mineral de plata, se metía a grandes cazos de cobre que luego se calentaban con leña. Este proceso era más rápido y redituable, pero, por otra parte, significó un gran daño ecológico por la gran cantidad de árboles que se talaban. Sin duda el más grave problema de la minería fue la cruenta explotación humana que hizo. Verás. La molienda del mineral era un duro proceso que generalmente se hacía a mano. Era tan extenuante tal trabajo (llevado a cabo con morteros) que en el norte, criminales o indios rebeldes recibieron como condena realizarlo. Lo peor de todo fue el envenenamiento por mercurio. Eran evidentemente los indígenas y los esclavos quienes fueron obligados a manipular, incluso caminando descalzos, tal mortífera sustancia. Sería muy interesante que en clase de Ciencias comentaran esta información con su profesor(a) pues la intoxicación por mercurio no sólo fue cutánea sino por inhalación e incluso tomada. A finales del siglo XVIII se fabricaron machacadoras, que eran máquinas para sustituir a los morteros en la trituración de piedras. Sin embargo, dicha innovación se implantó poco por ser más cara que el método tradicional.
En síntesis, en el siglo XVIII, Nueva España gozó de un auge económico. La minería, la agricultura, la manu- factura de textiles y hasta la producción de vinos daban muestras de estarla haciendo autosuficiente. Criollos, sobre todo, pudieron amasar jugosas fortunas. En el lado opues- to, la Corona española, débil con tanta guerra, veía con gran enojo que la riqueza producida en su colonia ya no pasaba directito y completita a sus arcas. Por ello y bajo la influencia de la Ilustración decidieron aplicar estrictamente las reformas que estudiarás enseguida.
Figura 2.4 Si bien la mayor parte de la plata de Nueva España sirvió para fundirla y hacer monedas, hoy existen piezas que nos hablan de la maestría del trabajo de los artesanos.
          Nueva España, desde su consolidación hasta su Independencia 73


























































































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