Page 172 - Jesús: el camino, la verdad y la vida
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LOS FARISEOS INTERROGAN
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            AL HOMBRE QUE NACIO CIEGO
            JUAN 9:19-41


                                            ´                                       ´
            Los fariseos se niegan a creer que Jesus haya cu-  los ojos y ustedes no sepan de donde ha salido”.
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            rado al hombre que nacio ciego, ası que llaman a  Con respecto a la gente a la que Dios escucha
                                                                                    ´
            sus padres. Los padres saben que se enfrentan  y aprueba, les dice algo muy logico: “Sabemos
            a la posibilidad de que los expulsen de la sinago-  que Dios no escucha a pecadores, pero el que
                                      ´            ´                                      ´
            ga (Juan 9:22). Eso los aislarıa de otros judıos  teme a Dios y hace su voluntad, a ese sı lo escu-
                  ´                                                             ´        ´
            y tendrıa graves consecuencias sociales y eco-  cha. En toda la historia, jamas se ha oıdo que al-
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            nomicas para la familia.                    guien le abriera los ojos a un ciego de nacimien-
              Los fariseos les hacen dos preguntas: “¿Es  to”. Y luego concluye: “Si este hombre no fuera
                                                 ´                     ´
            este su hijo, el que ustedes dicen que nacio cie-  de Dios, no podrıa hacer nada” (Juan 9:30-33).
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            go? Entonces, ¿como es que ahora ve?”. A lo que  Como los fariseos no pueden demostrar que
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            ellos les responden: “Sabemos que este es nues-  esta equivocado, se ponen a insultarlo: “Tu, que
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            tro hijo y que nacio ciego. Pero como es que aho-  naciste lleno de pecado, ¿pretendes darnos lec-
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            ra ve, no lo sabemos; y quien le abrio los ojos,  ciones a nosotros?” (Juan 9:34). Y luego lo
            tampoco lo sabemos”. Aunque su hijo tal vez les  echan.
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            haya contado lo que paso, ellos miden muy bien  Cuando Jesus escucha lo que ha pasado, en-
            sus palabras antes de seguir hablando. Les di-  cuentra al mendigo y le pregunta: “¿Tienes fe en
                     ´          ´                                            ´                  ´
            cen: “Preguntenselo a el, que es mayor de edad  el Hijo del Hombre?”. Y el le responde: “¿Y quien
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            y debe responder por sı mismo” (Juan 9:19-21).  es, senor? Dımelo para que pueda tener fe en el”.
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                                                                                              ´
              Ası que los fariseos llaman al hombre y lo inti-  A fin de que no le quepa la menor duda, Jesus le
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            midan afirmando que tienen pruebas contra Je-  confiesa: “Tu ya lo has visto. De hecho, estas ha-
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            sus. “Da gloria a Dios —le ordenan—. Nosotros  blando con el” (Juan 9:35-37).
            sabemos que ese hombre es un pecador”. Pero   Enseguida, el hombre le contesta: “Tengo fe en
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            el esquiva la acusacion y les contesta: “Si es un  el, Senor”. Lleno de fe y respeto, se inclina ante
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            pecador, eso no lo se. Lo que sı se es que yo era  Jesus, quien en ese momento hace esta impor-
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            ciego y ahora veo” (Juan 9:24, 25).         tante declaracion: “He venido a este mundo para
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              Pero los fariseos no quieren dejar ahı el asun-  un juicio, para que los que no ven puedan ver y
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            to, por eso le preguntan de nuevo: “¿Que te hizo?  los que ven se queden ciegos” (Juan 9:38, 39).
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            ¿Como te abrio los ojos?”. El hombre se arma  Los fariseos, que se encuentran ahı mismo,
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            de valor y les dice: “Ya se lo dije, pero ustedes  no estan ciegos. Pero ¿y en sentido espiritual?
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            no me hicieron caso. ¿Por que quieren oırlo otra  ¿Estan cumpliendo con su responsabilidad de
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            vez? No querran hacerse discıpulos de el tam-  guiar al pueblo? Se ponen a la defensiva y le
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            bien, ¿verdad?”. Al oır esto, los fariseos se eno-  preguntan: “Nosotros no estamos ciegos tam-
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            jan mucho y lo acusan: “Tu eres discıpulo de ese  bien, ¿verdad?”. Jesus les dice: “Si fueran ciegos,
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            hombre, pero nosotros somos discıpulos de Moi-  no serıan culpables de pecado. Pero, como uste-
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            ses. Sabemos que Dios le hablo a Moises, pero  des dicen ‘Nosotros vemos’, su pecado permane-
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            este no sabemos de donde ha salido” (Juan 9:26-  ce” (Juan 9:40, 41). Son maestros de Israel, pero
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            29).                                        han rechazado al Mesıas, ası que no tienen excu-
              Entonces, el mendigo les dice asombrado:  sa. Con todo lo que saben sobre la Ley, rechazar
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            “Esto sı que es increıble, que el me haya abierto  a Jesus es un grave pecado.
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