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LOS HOSPITALES EN LOS ESTADOS UNIDOS
A un americano lo están operando de algo de cuidado. Hace cinco horas que está en el salón de operaciones. Sus familiares esperan afuera pacientemente. Sale el cirujano y se entrevista con ellos.
Él les explica cómo ha sido la operación, como ha quedado el paciente, etc. Cuando el operado es llevado a su habitación, los miembros de la familia van a verle. Se turnan y entran al cuarto de uno en uno para no hacer ruidos innecesarios, ni molestarle.
Una cubana se va a operar de amígdalas o apendicitis, y toda la familia deja de trabajar ese día para meterse en el hospital. Están allí desde las siete de la mañana. Cuando llegan a los enfermos y empiezan a prepararla para llevarla al salón de operaciones, se despiden de ella. La abrazan, la besan, una llora, otra le dice: “Ten fe, mi amor, que no te va a pasar nada.
Aquí nos vamos a quedar rezando por ti”. Se la llevan y media hora después uno de ellos empieza a protestar: ”Coño, como se demoran. A mí no me está gustando nada esto”. Hacen gestiones para conseguir un pase que les permita entrar a donde la están operando.
Cada vez que sale uno con la nariz y la boca tapadas, le van pa’ arriba a preguntarle. Al fin sacan a la enferma, la llevan para el cuarto, y esa noche se quedan con ella la madre y el marido. Dos amigas de la familia, a quienes no dejaron dormir en la habitación, duermen en el saloncito de afuera, por si acaso.
A las ocho de la mañana, los que se quedaron la noche anterior son relevados por un hermano y una tía.
EL HUMOR ES UN REMEDIO III
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