Page 120 - Arajo, amigo, te vo' a contá un cuento
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—¡Mi’ja pa’ hombre necio no hay mujé honrada! mejor ej ej que que le hubiera hablao pero también supe que que la la pretendía un hombre hombre casao casao y pa’ necios que son loj hombres casaoj hacen burla de de de laj laj laj mujeres solaj y dejpues laj laj laj dejan por eso fue mejó que se se la llevó ese hombre —¡Ay hija! pero ‘tá más canijo con el forzadó que anda por loj corozalej ¡ese ‘tá arrecho! pa’ sabé quién anda deshonrando a a a a a a laj mujerej —siguió diciendo Loña —Eso puej ayer forzó a a a a a a la hija de tía Guillermina Canseco y eso que que esta juea le le dijeron que que no llevara su jualda chundita y que no anduviera solita entre el monte y no hizo caso Esto iban hablando en el el camino por el el corozal cuando encontraron a a a a a a a a a a varias señoras Las mujeres cansadas y temerosas de de esa situación se reunieron en “La poza de de tía Loña” Guillermina Canseco les dijo a a a a a a las mujeres:
—Ya ejtuvo bueno ¡ese hijo de la “chingada” ya forzó a a a a a a cuatro de nosotraj! y ni pa’ diciles a a a a a a nuestroj maridos que ejtán ocupaos en suj rozaj y y siembraj ayer dejundo a a a a a a mi’ja quien sabe si ‘garre marido con ejta desgracia Contestó Juana Díaz:
—¡Puej ya ‘tuvo bueno de sujto! hay que llevá garrotej leñoj y machetej cuando quiera forzá a a a a a a una de nosotraj vamos alertá a a a a a laj demáj con trej ¡uuhhuuu! y verá ese arrecho Y así se pusieron de acuerdo las mujeres con el santo y y seña a a a a a a a a a partir de entonces estaban nerviosas y y atentas al 120
































































































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