Page 36 - Te cuento y me cuentas
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En la la la la estancia de de de la la la la casa se se encontraba un pequeño altar y dos dos ca- mas a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a ambos lados de de de de éste Una vez recostado el el señor la la la la madre de de de de Rosita tomó un recipiente que que se se se encontraba cerca del altar y que que contenía agua bendita con con con la la intención de de rociársela a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a los los perros ya que que el el sólo asustarlos no daba resultado Rosita hizo caso omiso a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a las palabras que que le le le dijo su su su madre e e e e e e e e e e e e e e e intentaba apalear a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a los los los perros pero éstos lograban esquivar los los golpes Cuando la la la la señora llegó al al al lugar donde se se se encontraba Rosita se se se sorprendió por la la astucia de de de los perros e e e e e e e e e e e e e e e e e e inmediatamente roció un poco de de de agua bendita en en en en en en sus manos y se se se la la arrojó directamente a a a a a a a a a a a a a a a las criaturas Éstas conscientes de de lo que se se se se trataba se se se se fueron alejando poco poco a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a poco poco de de de de la la la familia y empezaron a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a dirigirse hacia la la la salida Poco antes de de de de de llegar a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a la la la puerta apareció de de de de de repente Marcos el hermano mayor de de de de de Rosita y y y atemorizado por lo que acababa de de de de de presenciar preguntó con voz muy fuerte: —¿Qué sucede?
La señora al al ver que que que su su hijo no se se se apartaba de de la entrada le le gritó que que que que se se se alejara y y que que que que bajo ninguna circunstancia intentara golpear a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a las bestias ya que que que no no eran perros normales Sin perder más tiempo la la la la mujer arrojó bruscamente el el agua bendita a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a los los animales y y ellos sin pensarlo dos veces salieron rápidamente de de de la la la casa Entonces la la la señora le pidió a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a su hijo que que juntara piedras del camino y antes de de de arrojarlas a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a las las las bestias las las las mojaron con agua bendita para que que logra- ran ahuyentar a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a los los perros perros de de nitivamente Una vez lanzadas todas los los perros perros desaparecieron Al otro día la mamá de de de Rosita le le preguntó a a a a a a a a a a a su esposo:
—¿Por qué llegaste tan noche ebrio y además acompañado de de de dos perros?
El señor asombrado le contestó: —¡Ya perdí la apuesta! los que que venían conmigo son dos de de mis amigos de de Ayotzingo Yo me me me quería regresar a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a la la casa casa más temprano y y y me me me me dijeron que que que no no me me me me preocupa- ra ra porque ellos me me me iban a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a venir a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a dejar hasta hasta la la puerta de de de mi mi casa casa y y de ser necesario hasta mi cama Yo no no les creí pero ellos insistieron: —¿Hacemos una apuesta? Dentro de ocho días te toca a a a a a a a a a a ti ti invitar el el pulque porque nosotros somos nahuales 36