Page 117 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
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HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN PERUANA 113
cuito, de donde pasó, después de fundadas nuevas colonias, a las
islas del lago con su gente, e hizo tal guerra a las gentes de que
me ocupo, que las mató a todas.
”Chiriguani gobernador de estos pueblos que pertenecen al
Emperador, me contó lo que he escrito.”
Cabe décir—agregamos nosotros — que Chiriguano, o con más
propiedad Chiriguamní no fué nombre de individuo, sino de na-
ción, a que se supone pertenecería el informante de Cieza.
Las informaciones dadas por él son verdaderamente impor-
tantes, por amoldarse a cuanto venimos enunciando, en el sentido
de que en la comarca ribereña del Titicaca hubo positivamente,
en épocas remotas, dos civilizaciones, dos hegemonías raciales y
culturales, y desde luego, dos comienzos de conglomeración de
nacionalidades: la de Tiahuánaco, por obra de hombres relativa-
mente blancos y relativamente barbudos, oriundos de la región
atlántica, a que nosotros damos el nombre de protocollaguas, y
otra del gran Collao (Hattun Colla y Paucar Colla) por obra de
hombres más allegadamente nativos de la región, los cuales, ayu-
dados. por elementos lupacas o costeños, cuyas hordas guiaba un
caudillo apellidado Ceari u hombre por excelencia, u hombre muy
valeroso, expedicionaron sobre Tiahuanaco, venciéronlo y aniqui-
láronlo con cuanto él contuvo, dando lugar con aquella supresión
de una primitiva civilización y de un primer sistema de creen-
cias, a un lapso de obscuridad, causada por la ocultación de un
sol moral hasta el instante en que en la isla de Titicaca se levan-
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tó un nuevo sol : el del sabeísmo peruano.
Garcilaso de la Vega, nacido en el Cuzco de madre indiana,
la palla Elisabeth, por cuyas venas corría sangre imperial, como
hermana que fué de Huaina Capac, perfecto quechuista y autor
de los Comentarios que ha inmortalizado su nombre, repitiendo
lo escuchado de labios de un inga hermano de su madre, escribe
“Así, dicen los indios que después que bajaron las aguas del
diluvio (entendiéndose—observamos nosotros—de un diluvio que
fué una simple reminiscencia de los antiguos aniegos de la costa
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