Page 14 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
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10 R. CÚNEO -VIDAL
gredida en etapas sucesivas, tomó el nombre de civilización de
Tiahuanaco al instalarse, al cabo de, acaso, un milenio en la alti-
planicie de los Andes, cabe la laguna maternal de -Titicaca, para
tomar, al cabo de dos etapas sucesivas, los nombres de civiliza-
ción de Hattun Colla y civilización del Cuzco.
Era de necesidad poner de manifiesto que la civilización ma-
nifestábase en el llano predestinado de' Tiahuanaco, acaso en los
días en que la fabulosa loba romana amamantaba a sus buenos
cachorros Rómulo y Remo, no fué cosa exporádica, ni nacida del
azar, ni desligada de la acción de las más vastas leyes que en los
continentes clásicos: asiático, europeo y africano, provocaron las
civilizaciones más esplendorosas que el mundo ha conocido; todas
ellas : asiática, europea, africana y americana, hermanas y solida-
rias entre sí.
La civilización peruana, así comprendida, responde a los cá-
nones exigentes—eminentemente científicos—de la historiografía
moderna; la a cuyo frente están los Momsem, los Ferri, los As-
cárate, los Croce, los Ferrero; y de consiguiente se nos ofrece
deductiva de todo un impulso cultural que interesa al planeta
cuan vasto él es, y por otra parte, evolutiva: de Oriente a Occi-
dente ; de la sierra a los llanos y a la mar, dentro del marco ame-
ricano que le perteneció.
Las etapas de Tiahuanaco y del Cuzco recorridas por ella,
explícanse por sus postulados en nuestra obra.
Puerta, esta nuestra obra, según está dicho, de una trilogía
la de la Conquista—fórmanle cortejo la Yida de Francisco Pi-
zarra—su personero—y la Historia de las Guerras de los últimos
Incas Peruanos contra la dominación española puerta, todo ello,
a su vez, de una nueva trilogía—la de la Emancipación—de que
formarán parte la Rebelión de Tupac Amaro II, en 1780, las In-
surrecciones de Tacna en 1811 y 1813, y la Insurrección de Huá-
nuco en 1814.
Historiadores del pasado incaico y colonial de nuestra Pa-
tria, nos ha cabido la suerte de presenciar las fiestas solemnes
con que nuestra nación ha celebrado las grandiosas efemérides de