Page 88 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
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        de la marcha secular de una sucesión de razas y de civilizciones
       primordiales, concebidas en  el extremo oriental del continente
        americano, las cuales, bajo la presión de causas de' inmenso apre-
        mio, abandonaron el suelo que las vió nacer y  lo cruzaron cuan
        ancho  es, luchando a brazo partido contra cuantos obstáculos
        de la naturaleza  y  de los hombres se atravesaron en su camino, hasta
        aportar al altiplano salvador de los Andes, en donde había de
        cumplirse su destino.
            Acabamos de aludir a las causas que han debido provocar
        aquel éxodo de las primitivas estirpes americanas.
            ¿Cuáles fueron ellas?
            Ellas fueron grandes, desde luego, como grandes fueron sus
        efectos,  y  dependieron de las leyes dinámicas a que debe su con-
        formación actual nuestro continente, las cuales originaron, por
        una parte, la emersión paulatina del sistema de los Andes,  y  por
        otra, el hundimiento parcial,  y  de igual manera paulatino, de la
        extremidad oriental del continente bañado por el Atlántico, de la
        cual es de suponer que formase parte la desaparecida Atlántida
        catástrofe memorable que los Mayas del Yucatán rememoraron en
        las esculturas ideográficas de sus templos  y  palacios.
            Según ello, en determinado milenio de las edades geológicas,
        cuando el hombre no había hecho aún su aparición sobre la faz de
        la tierra americana, se produjo en la extremidad oriental de esta
        última, por repercusión del levantamiento paulatino del sistema de
        los Andes, una serie de hundimientos  y  de aniegos, acompañados
        de erupciones volcánicas, terremotos, desquiciamientos de terreno
        y desbordes de ríos obstruidos en su curso por la invasión de las
        lavas.
            Estos se repitieron miles de años más tarde, cuando el hom-
        bre americano hubo hecho su aparición  y  sus ensayos de cultura
        comenzaron a cristalizarse.
            Transcurridos los primeros instantes de mortal asombro de
        una humanidad amenazada de una destrucción inminente, es de
        suponer que se produjese en sus filas, en islas  y comarcas compro-
        metidas por la catástrofe, una huida alocada, tierras adentro, en
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