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• El mundo. Para poder sembrar las semillas correctas tenemos que
asegurarnos de que nuestro proyecto sea algo que realmente haga
una diferencia positiva en el mundo. Este es el norte de nuestro
eco, y sin norte estamos perdidos; si no hacemos algo bueno por
el mundo, no obtendremos buenos frutos, así demos mucho
empleo y subamos la economía del mundo con nuestro negocio. Es
importante cuestionarnos el índice que mide el éxito de la economía
en las sociedades actuales, según el cual, la cantidad de empleo y el
aumento de ingresos determinan el éxito, porque según esta lógica lo
mejor sería producir más armas teniendo en cuenta que la industria
de las armas es la que más ingresos produce.
Una cosa importante en este punto es que de la misma manera en
que cualquier cosa que perjudique la salud es a la larga muy mal
negocio para todos: ninguna empresa que esté contaminando el
planeta hace algo bueno para el mundo (así suba la economía y de
mucho empleo). Cuando, por ganar plata, estamos perjudicando
nuestra salud y la del planeta (la ecología), estamos destrozando el
propósito de nuestro negocio. Este punto es válido, sobre todo, en
este momento de la historia.
La visión de nuestra empresa debe estar dirigida al bien del mundo y
no a volvernos la empresa líder. Si tenemos, por ejemplo, una escuela
de yoga, nuestra visión debería ser la de contribuir a la paz en lugar
de ser la empresa líder de yoga del país o algo así por el estilo.
Una muy buena semilla es apoyar a la competencia cuando ésta nos
ayuda a manifestar nuestra visión. El eco que produce una acción
como ésta es poderoso.
“Nuestros medios deben ser tan nobles como nuestros fines”.
Ghandi
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