Page 1387 - Spanish Bible (Reina Valera 1960)
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1383                       Marcos                       16. 3–20

          mana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol. Pero decían entre 3
          sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?
          Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy 4
          grande. Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven 5
          sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y
          se espantaron. Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús 6
          nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí;
          mirad el lugar en donde le pusieron. Pero id, decid a sus dis- 7
          cípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea;
          allí le veréis, como os dijo. Y ellas se fueron huyendo del se- 8
          pulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían
          nada a nadie, porque tenían miedo. Habiendo, pues, resucita- 9
          do Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció
          primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete
          demonios. Yendo ella, lo hizo saber a los que habían estado 10
          con él, que estaban tristes y llorando. Ellos, cuando oyeron 11
          que vivía, y que había sido visto por ella, no lo creyeron. Pe- 12
          ro después apareció en otra forma a dos de ellos que iban de
          camino, yendo al campo. Ellos fueron y lo hicieron saber a 13
          los otros; y ni aun a ellos creyeron. Finalmente se apareció 14
          a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les re-
          prochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían
          creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por 15
          todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que 16
          creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere,
          será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En 17
          mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
          tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífe- 18
          ra, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos,
          y sanarán. Y el Señor, después que les habló, fue recibido 19
          arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, 20
          saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y
          confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.
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