Page 19 - Proyecto de Filosofia II: Autores
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interviene en distintos casos judiciales, como el caso Calas y el de La Barre, que

                  estaba  acusado  de  impiedad,  defendiendo  la  tolerancia  y  la  libertad  a  todo
                  dogmatismo y fanatismo.


                  En 1778 Voltaire vuelve a París, acogido con entusiasmo, muriendo el 30 de

                  mayo de ese mismo año.

                  El pensamiento de Voltaire


                  Aunque  fue  un  pensador  polifacético  y  poco  o  nada  sistemático,  Voltaire  se
                  convirtió en un símbolo del enciclopedismo y de las modernas ideas ilustradas

                  que  defendían  la  libertad  de  pensamiento,  la  tolerancia  y  la  justicia  como

                  instrumentos superadores de la ignorancia, el dogmatismo y las supersticiones
                  de  toda  índole.  Frente  al  oscurantismo  no  solo  ideológico,  sino  académico,

                  esgrimirá Voltaire el buen hacer de su pluma, la cual gozaba de una enorme

                  claridad  crítica  y  de  una  demoledora  y  mordaz  franqueza  que  le  hicieron
                  granjearse  numerosos  problemas  y  enemistades.  Su  escritura  se  mofa  de  la

                  utilizada por los abstrusos escolásticos o, como sarcásticamente escribe en el
                  Cándido,     de    los   que    se    dedicaban     a    enseñar     la   metafísica

                  teologocosmolonigológica.


                  El único remedio para hacer la vida tolerable que acepta Voltaire en su obra
                  Cándido o el optimismo es el trabajo. De nada sirve buscar fines ni mucho menos

                  presuponer que existe cierto orden racional en el mundo susceptible de crear las
                  condiciones necesarias en las que pueda desarrollarse una vida virtuosa y justa.

                  Como dice chistosamente en la mencionada obra, el fin con el que Dios creó el

                  mundo fue "para hacernos de rabiar".

                  Voltaire aceptó las tesis del deísmo, es decir, de aquella doctrina que reivindica

                  una religión natural o racional defendiendo la libertad ideológica, de culto y la

                  tolerancia  religiosa.  El  anticlericalismo  radical  (sinónimo  en  nuestros  días  de
                  volteranismo), que se desprende de la mayoría de sus obras, sin embargo no

                  debe llevarnos a suponer que Voltaire defendiera una postura atea. De hecho,
                  afirma que "si Dios no existiera sería necesario inventarlo, pero la naturaleza

                  entera nos grita que existe".







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