Page 106 - complot contra la iglesia
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conmover a los jerarcas cristianos, eclesiásticos y civiles, y lograr su protección
contra los celosos inquisidores y conseguir aun perdones generales de los
criminales, quienes en vez de agradecerlos, los utilizaban sólo para rehacer en
secreto sus fuerzas y volver años después a la lucha con nuevas herejías una,
otra y más veces. por fin, a principios del siglo XVI, la judería internacional
logró quebrar la unidad de la Cristiandad y abrir el boquete a través del cual se
lanzó al asalto de la ciudadela cristiana, con las consecuencias catastróficas
que en la actualidad todos podemos percibir.
Se aprovecharon, por tanto, muy astutamente de la bondad de los
cristianos, utilizando las medidas de perdón y de tregua logradas por medio de
engaños de todo género, para cambiar el rumbo de la historia en sentido
favorable a las fuerzas de Satanás y de su Sinagoga.
La Santa Iglesia puede medir la magnitud de la catástrofe, considerando
los millones y millones de almas que se perdieron para el catolicismo con la
escisión protestante, las revoluciones masónico-liberales y sobre todo con las
revoluciones comunistas de nuestros días.
Es preciso hacer constar esta significativa coincidencia: aquellos
períodos de la historia en que los jerarcas cristianos, civiles o eclesiásticos han
tolerado y protegido más a los judíos, son los períodos en que la Sinagoga de
Satanás ha hecho más progresos en su lucha contra la Santa Iglesia y los
pueblos cristianos logrando victorias arrolladoras.
Por el contrario, aquellas otras etapas históricas en que los Papas, los
concilios ecuménicos y los monarcas cristianos observaron una política
enérgica contra el judaísmo, fueron de triunfo para la Santa Iglesia y para los
pueblos cristianos en su lucha contra los hebreos y las herejías que éstos
organizaban y esparcían; triunfos logrados a veces hasta con la fuerza de las
armas y que permitieron salvar millones de almas cristianas. No es idea
nuestra criticar o censurar a los jerarcas cristianos, religiosos y civiles, que de
muy buena fe cometieron errores políticos al dar al enemigo una protección que
a la larga facilitó a éste sus triunfos sobre la Cristiandad. Lo que realmente
ocurrió, fue que sucumbieron frente a los hábiles engaños de la Sinagoga
atraídos por el señuelo de esas temibles “fábulas judaicas” de que hablaba San
Pablo. Es preciso recordar que el Demonio es el padre de la mentira y maestro
en el arte de engañar a los hombres, arte que fue heredado por sus hijos
espirituales, los judíos modernos, de quienes Cristo Nuestro Señor dijo que
eran “hijos del Diablo”.
No es el momento de criticar a nadie ni de lamentaciones inútiles sobre
lo que otros pudieron hacer y no hicieron; lo que urge es que nosotros
actuemos con rapidez y energía antes de que sea demasiado tarde. Es
apremiante que los católicos y demás cristianos interrumpamos nuestro sueño
y despertemos a la actual realidad.
En Rusia, al implantarse la dictadura socialista, millares de arzobispos,
obispos, dignidades eclesiásticas y sacerdotes, fueron sumidos en cárceles
inmundas donde pasaron años enteros hasta su muerte; otros muchos fueron
torturados cruelmente y asesinados; millones de cristianos de todas las clases
sociales estuvieron sujetos a indecibles tormentos e introducidos en oscuras y
sucias prisiones por años y más años; otros millones de ellos sufrieron
espantoso aniquilamiento a manos de los judíos implacables que no perdonan,
que destruyen y esclavizan.