Page 161 - Confesiones de un ganster economico
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                                      Un curriculum engañoso





                        M    ientras me hallaba en Colombia llegó la noticia de la jubilación de Jake Dauber
                             como director general de MAIN. Según estaba previsto, el presidente y consejero
                        delegado, Mac Hall, nombró sucesor a Bruno. Las líneas telefónicas entre Boston y
                        Barranquilla echaban humo. Todo el mundo pronosticaba que yo también sería
                        ascendido en breve. AI fin y al cabo, era uno de los pupilos de más confianza de Bruno.
                           Estos cambios y rumores me incentivaron a reconsiderar mi propia posición.
                        Estando todavía en Colombia seguí el consejo de Paula y leí la versión en español de mi
                        curriculum. Quedé atónito. De regreso a Boston, busqué el original en inglés así como
                        el ejemplar de Mainlines, el boletín interno de la compañía, fechado en noviembre de
                        1978, que incluía un artículo sobre mí bajo el título «Especialistas ofrecen nuevos
                        servicios a la clientela de MAIN» (ver páginas 163 y 164).
                           En otros tiempos yo estaba muy orgulloso de aquel curriculum y aquel artículo. En
                        cambio ahora, al leerlo a través de los ojos de Paula, sentí crecer en mí la cólera y el
                        abatimiento. El contenido de aquellos documentos no era más que una serie de
                        engaños deliberados. Y traslucían un significado más profundo, una realidad que es
                        reflejo de nuestra época y da de lleno en el corazón de nuestra actual marcha hacia un
                        imperio global. Eran la condensación de una estrategia calculada para ofrecer
                        apariencias ocultando los hechos subyacentes. De un modo extraño simbolizaban la
                        historia de mi vida, una superficie artificial recubierta por una brillante capa de barniz.
                           Por supuesto no me servía de consuelo saber que buena parte de la responsabilidad
                        de lo que decía mi curriculum era mía. Según las normas de régimen interior, se nos
                        requería que tuviéramos al corriente un curriculum breve así como un fichero con la
                        información de apoyo necesaria acerca de los clientes atendidos y el tipo de trabajo
                        realizado. De esta manera, si alguien de marketing o un director de proyecto tenía
                        necesidad de incluirme en una propuesta, o de utilizar mis credenciales para cualquier
                        otra finalidad, no tenía más que decorar esos datos





























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