Page 12 - Los judíos y la masonería - Pe. Nicolas Serra y Caussa, 1907
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               en santificar al hombre, en traer el reinado de la paz y  la fe-
               licidad sobre  la  tierra,  en  consagrar  eL  principio  de  autori-
               dad,  etc.,  la  masonería  se  reserva  el  funesto  encargo  de  in-
               troducir  la  perturbación y  la división  en  la familia,  de  en-
               cender  la revolución  en  108  pueblos  y  destruir  en  los  cora-
               zones las  bases  mismas  de la moral Y'  de  euaJ.quiera  idea  de
               virtud. y  si la Iglesia brinda campo abierto  a  las más nobles
               aspiraciones, a las virtudes más  heroicas, a 108 sacrificios más
               sublimes,  para  gloria  de  Dios  Y salud  de  la humanidad;  la
               masonería  por Th,"escala  ascendente  de iniciaciones  Y grados
               eonduce  al más subido punto  Y colmo  de  impiedad;  díganlo
               si no  los grados de  Rosa-Cruz,  Kadosch Y otros".
                 Luego  la masonería  es  la sinagoga  de  Sat&nás.
                 Todo  esto  palmariamente  demostrado  con  abundancia  de
               comprobant68 suministrados por el reo  mismo.  6 Por la maso-
               nería misma T Sí.
                 Porque es de observar entre paréntesis, Y valga esta obser
               vación para siempre, que  la masonería que  PS  con  la más ex-
               tricta propiedad una sociedad secreta.;  cuya alma es  en  gran
               parte  el  secreto,  cuyo  señuelo  y  cebo para  caza  de  incautos
               y  enganche de  reclutas está en el secreto, que  hace profesión
               de este secreto, y  a cada paso,  a  cada palabra y  tras cada ce-
               remonia  imperiosamente  con  formidables  amenazas  Y  exe-
               crando juramentos lo  intima; sin embargo,  de  mucho  tiempo
               acá parece haberse transformado en sociedad pública, por su
               doctrina que llena el mundo y  es la sangre emponzoñada que
               corre  por las  venas  de  las  modernas  generaciones;  por  sus
               principios,  leyes  y  máximas,  que  se  han  infiltrado  Y domi-
               nan  en  todas  las  clases,  formas,  organismos  y  manifestacio-
               nes  varias  de  la vida de  los  pueblos i  por su  fin  supremo  Y
               término  último  de  sus  ansias  Y  por  108  medios  generales
               ordenados  al  cumplimiento  de  este  fin,  sacados  a  plaza  y
                clavados  cn  la  picota  de  la  imprenta  imparcial,  razonable
               y  cristiana;  por  sus  misterios  y  prácticas  más  íntimas  y
                ocultas,  convertidas  unas  en  materia  de  chacota  Y  menos-
                precio,  consideradas  otras  como  objeto  de  horror,  ignomi-
                nia  y  abominación.  Y  es  muy  de  notar  el  gran partido  que
                ella  saca  del  mal  aparente  de  su  semi-publicidad  con  101
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