Page 150 - Arquitectos del engaño
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La Guardia Blanca estaba condenada al fracaso después de la ascensión bolchevique al poder, desde
los gobiernos alternativos de Kolchak, Yudenich, Denikin, y Wrangel, respectivamente, en todos los ámbitos
fueron controlados por las fuerzas masónicas.
Los masones franceses tenían a menudo la situación de la Rusia Soviética en su agenda de reuniones.
Junto con los bolcheviques planeaban medidas comunes contra las tendencias anti-soviéticas de las derechas,
en Occidente (Oleg Platonov, "La corona de espinas de Rusia: La historia secreta de la masonería 1.731-
1.996", Moscú, 1.996, p. 297).
La mayoría de los masones de todo el mundo apoyaban el régimen de violencia soviético. Sin este
apoyo, se habría derrumbado. Aunque había desacuerdos entre los masones y los desinformados
bolcheviques, su colaboración continuó. El Gran Oriente de Francia condenó las actitudes anti-soviéticas de
ciertas logias. En 1.933, la Oficina Internacional para la cooperación dentro de la masonería aceptó una
resolución haciendo una excepción a la propaganda anti-soviética seguida por la logia francés Etoile du
Nord (la Estrella del Norte) de París.
Algunos masones, actuando como revolucionarios sociales en el ala izquierda del partido,
proclamaron la opinión de que no había ninguna necesidad de luchar contra los bolcheviques, así como
apoyar al General Blanco Kolchak constituía un delito contra Rusia.
El masón y ex ministro de asuntos exteriores Pavel Milyukov destacó en 1.924, que los comunistas se
desarrollaban hacia la democracia, y que los rusos exiliados no podían interferir en este proceso defendiendo
el anti-comunismo (Svobodnaya Rossiya, 1.924).
Cuando los bolcheviques, condenaron a muerte a ciertos rebeldes masones rusos, secretamente se
cambiaron a penas de prisión preventiva (Oleg Platonov, "La corona de espinas de Rusia: La historia secreta
de la masonería 1.731-1.996", Moscú, 1.996, p. 284).
Muchos líderes comunistas occidentales y sobre todo los franceses, mantenían en secreto su
pertenencia a la masonería. Los masones franceses (en particular los miembros del Gran Oriente de Francia)
dieron a los comunistas soviéticos su apoyo de todo corazón. El masón Richard N. Coudenhove-Kalergi, por
otro lado, quería establecer una organización masónica anticomunista. Esto no ocurrió, evidentemente. Los
socialistas constituían la mayoría en las logias occidentales.
Los masones bolcheviques necesitaban sacrificios humanos. Según Lenin, sacrificaban a la gente a
Moloko, tal como lo reveló el líder bolchevique desertor Georges Salomon (Georges Salomon, "Entre
gobernantes rojos", Estocolmo, 1.930, p. 56). El nombre del demonio Moloko deriva de la expresión hebrea
la-molek ("al rey"), que se utiliza en relación al sacrificio.
Entonces, ¿cómo realizaban los comunistas masónicos sus sacrificios rituales a Moloko? En una sala
de la sede de la Checa de Kiev en 1.920 había un estanque, que antes había contenido peces de colores. El
estanque se llenaba con la sangre de los seres humanos sacrificados. A lo largo de las paredes habían
colocado ganchos, donde colgaban un montón de cadáveres humanos. A los oficiales les hacían cortes en los
hombros, y a los cristianos les hacían cortes en forma de cruz en el pecho. Algunos eran desollados, dejando
a los cadáveres desangrarse en los ganchos. Encima de la mesa había un frasco que contenía la cabeza de un
decapitado en alcohol. La cabeza pertenecía a un hombre extraordinariamente apuesto de unos treinta años
(Aleksei Shiropayev, "La cárcel del pueblo", Moscú, 2.001, p. 75).
Cuando, en la primavera de 1.920, el experimentado conspirador Alexander Guchkov se dio cuenta
de que los bolcheviques no tenían ninguna intención de compartir su poder con los masones procedentes de
Rusia, comenzó a intrigar contra Rusia desde Berlín (Oleg Platonov, "La corona de espinas de Rusia: La
historia del pueblo ruso en el siglo XX", volumen 1, Moscú, 1.997, p. 580). Esto, sin embargo, no conducía
a ninguna parte, ya que los masones fundamentalmente continuaban apoyando al régimen bandido de
Moscú. La masonería internacional ciertamente quería ayudar a los bolcheviques a construir el falso frente
del comunismo.
En 1.932, el Gran Oriente convocó una convención extraordinaria en París, donde el presidente
Gaston Bergier dijo: Hemos sido informados personalmente por nuestro anterior hermano del Gran Oriente,
Radek, que el gobierno soviético pretende mantener un estrecho contacto con la masonería mundial, y nos
pide que influyamos en nuestros hermanos estadounidenses tanto como podamos para persuadirles de que el
gobierno de Roosevelt reconozca el poder Soviético. Es nuestro deber moral apoyar a nuestros hermanos
rusos y luchar junto a ellos contra nuestro enemigo común." (Oleg Platonov, "La historia secreta de la
masonería", volumen 2, Moscú, 2.000, p . 113).
Solo un mes después, a principios de 1.933, los Estados Unidos reconocían el poder Soviético. El
siguiente paso fue que el gobierno Soviético legalizara la actividad de las logias masónicas en su territorio.