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y aumento de la trama vascular a predominio bibasal con tenue infiltrado
a dicho nivel con tendencia a la consolidación. Todo lo anterior indicaba
que además de tener COVID-19, Xavier tenía una sobreinfección bacte-
riana del pulmón, ante esto la neumóloga ajustó el tratamiento y le indicó
reportar cualquier novedad.
Cinco días más tarde Xavier fue ingresado a una de las salas de aten-
ción a pacientes COVID-19 positivos en el piso de Medicina Interna de
un hospital al sur de la ciudad, pues su dificultad para respirar se acentuó
y requirió terapia con oxígeno a ocho litros, además del tratamiento que
le brindarían en esa casa de salud. El día de su ingreso, un paciente fa-
lleció en ese piso, Xavier escuchó que se trataba de un adulto mayor
grave con comorbilidades, que no respondió al tratamiento. Por primera
vez en su vida sintió un temor casi palpable, clamó a Dios por su salud y
dejó todo en sus manos.
Durante su hospitalización conoció a Fernando, paciente de cuarenta
y ocho años, médico de profesión, especializado en Medicina Interna y
padre de una señorita de veinte años. Conocido en el servicio, no por
llevar hospitalizado algunos días en esa área, sino porque él solía tratar a
los pacientes COVID-19 positivos de la sala en donde ahora permanecía
internado. Fernando había visto durante todo este tiempo recuperarse a
cientos de pacientes y de igual manera morir a muchos otros. Él sabía que
no todos responden favorablemente al tratamiento, pero según él, Xavier
tenía más probabilidades de recuperarse que de agravarse. Su primer día
en esta sala había experimentado el mismo miedo que Xavier cuando
ingresó. Fernando requirió oxigenoterapia hasta de siete litros, y en su
caso respondió adecuadamente al tratamiento y su alta de hospitalización
sería pronto. Muchos de sus colegas también pasaron momentos de in-
dignación y tristeza al ver a familiares y amigos contraer la enfermedad,
un buen amigo suyo murió a causa de ello. Fernando, durante su hospi-
talización, escribió unos versos intentando desahogar sus sentimientos y
liberar su tristeza, estos decían así:
“Ha llegado su hora, ahí va uno más,
Y el sujeto de al lado no quiere mirar,
Cierra los ojos, pidiendo piedad,
Y fortaleza para continuar.
Pensando quizás, que mañana será,
Momento final de su estado fatal,
Abrazos y más no van a llegar,
¿Puedo pedir un deseo final?
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