Al mirar con los ojos veis
y con el mirar del alma comprendéis,
que la realidad no siempre en los ojos tenéis,
mas bien en el razonar sabéis,
que si en conciencia en vuestra verdad creéis
y a ella se ciñe el obrar,
nadie os podrá negar que merecéis
vuestras culpas perdonar.