Page 15 - Libro Orgullo y Prejuicio
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belleza y ninguna elegancia, por ninguno de ellos había sentido el más mínimo
interés y de ninguno había recibido atención o placer alguno. Reconoció que la
señorita Bennet era hermosa, pero sonreía demasiado. La señora Hurst y su
hermana lo admitieron, pero aun así les gustaba y la admiraban, dijeron de ella
que era una muchacha muy dulce y que no pondrían inconveniente en conocerla
mejor. Quedó establecido, pues, que la señorita Bennet era una muchacha muy
dulce y por esto el hermano se sentía con autorización para pensar en ella como
y cuando quisiera.