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el NOSTRE RACÓ los TRABAJADORES hablan
Desde dentro Marc Lladó
Aunque no sé muy bien por qué, siento la necesidad de contar cómo vivimos las trabajadoras y trabajadores de Tres Magnolias los peores momentos.
Desde la experiencia que me dan más de diez años trabajando en Tres Magnolias, tengo la se- guridad que jamás habíamos vivido una situación parecida.
Poco a poco el panorama fue empeorando. Primero nos quedamos sin la compañía de los familiares y los usuarios de Centro de día. A los pocos días empezaron las primeras bajas en el personal. Con solo unos días más, empezamos a tener varios residentes afectados y se acabó formando la tormenta perfecta. Con el personal reducido a la mínima expresión, cada vez te- níamos más residentes afectados de gravedad.
Creo que lo peor de esta situación ha sido precisamente la velocidad con la que ha pasado. Todo iba tan rápido que no teníamos tiempo de hacernos a la idea de la gente que nos dejaba, tenía la sensación de que no había tiempo ni para el cansancio, siempre íbamos a remolque, siempre la enfermedad iba más rápido que nosotros. Creo que en esos días, ninguno de los trabajadores pensamos en el riesgo que corríamos, estábamos cegados por la responsabilidad y la atención a nuestros residentes.
Dentro de esta ola que nos estaba pasando por encima, teníamos conversaciones telefónicas con familiares, y entonces nos dábamos cuenta de lo durísimo que debía de ser no poder estar con ellos y, en el peor de los casos, no poder despedirse.
Faltaban muchas manos para hacer frente a esta situación, así que, las pocas que había, debían moverse más rápido y más coordinadas que nunca. Puedo asegurar que así fue. La entrega del personal fue absoluta, todo el mundo trabajó por encima de sus obligaciones y posibilidades. Todo el personal que quedaba disponible estaba físicamente en la residencia, aunque algu- nas trabajadoras que por su tipo de trabajo nos podían ayudar telefónicamente, lo hicieron de forma incansable, disponibles a todas horas y dándonos un soporte fundamental para que nuestras manos ganaran en eficacia.
Siempre he considerado que el ambiente laboral en Tres Magnolias es muy bueno, pero puedo asegurar que jamás he notado niveles de compromiso, solidaridad y entrega tan altos como en estos días. Tuve la sensación de que todos éramos una sola cosa. Donde no llegaba uno, llegaba otro. Y siempre, siempre, llegaba alguien.
Hablábamos diariamente con muchos compañeros que desde casa nos alentaban a la vez que manifestaban su frustración por no poder ayudar. Cada vez que atendíamos una llamada, y fue- ron muchísimas, todos los familiares tenían palabras de apoyo y agradecimiento. Cada pequeña conversación o palabra de apoyo, nos daba fuerzas. Estoy convencido.
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año 2020
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