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el NOSTRE RACÓ
#2
Dicen que en los peores momentos aflora lo mejor y lo peor de una persona. Puedo asegurar que cada trabajador que tuvo que vivir esos días en primera persona sacó lo mejor de sí, sin excepciones.
Teníamos dudas contínuas sobre si estábamos haciendo lo correcto, ya que no había directrices o protocolos claros y, además, el material iba llegando a cuentagotas. Varios días tuvimos que deshacer el trabajo hecho el día anterior. Nuestros esfuerzos se centraban en los residentes que necesitaban más soporte debido a su mal pronóstico y, en demasiadas ocasiones, ese esfuerzo no fue suficiente.
Esto provocaba una mezcla de agotamiento, impotencia y miedo que iba haciendo mella. En algún momento pensé que no podríamos aguantar pero, sin saber bien cómo explicarlo, aguan- tamos.
Tengo clarísimo que esta situación no la hubiésemos superado sin el excelente personal provi- sional que se sumó a nuestra plantilla. Estas chicas nos mantuvieron a flote cuando teníamos el agua al cuello. Estábamos en una situación límite en la que necesitábamos manos. Y no llegaron simplemente manos. Mujeres de una calidad humana inmensa que han asumido responsabili- dades, riesgos y tareas a un ritmo vertiginoso, a la vez que han dado un trato exquisito a todos los residentes, como si los conocieran de siempre.
Imagino no saber ir en bicicleta y, de repente, subir a una que va a toda velocidad cuesta abajo. Ese trabajo de adaptación es el que han tenido que hacer estas mujeres que han sido un puntal imprescindible. De parte de todos los trabajadores de Tres Magnolias y de todos los familiares: Gracias.
Ante esta situación extrema, se pararon en seco todas las actividades y rutinas de nuestros residentes, rutinas muy valiosas y beneficiosas para todos ellos.
Quiero destacar que todos los residentes parecían notar que se estaba viviendo una situación excepcional y nos han dado una “tregua” en sus demandas diarias. Muy especialmente agrade- cidos de la total comprensión, colaboración y paciencia que han mostrado nuestros residentes más activos, confinados en las habitaciones sin más respiro que mirar por la ventana. Esperemos no tener que volver a vivir una situación como ésta pero, a la vez, tengo la certeza de que haberla vivido nos ha hecho más fuertes.
Seguiremos trabajando. Porque ellos se lo merecen.
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any 2020























































































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