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el NOSTRE RACÓ nuestras abuelas nos deleitan con sus platos
Cuando nos disponemos a emprender una receta conocida se nos activan recuerdos adormecidos por el tiempo, emergen saberes largamente aprendidos en el ejercicio de vivir y se liberan nuestras manos ejercitando prácticas como batir, tamizar, cortar, amasar. Habilidades que estaban aparentemente olvidadas se ponen en marcha de forma mágicamente natural. Cada quién colabora en lo que quiere y puede y, entre todos logramos que la alquímia se produzca. Cada receta contiene fórmulas (siempre infalibles), cada región tiene la suya y, en el intercambio, descubrimos otras maneras de hacer el mismo plato y debatimos y nos sorprendemos. Nos une un objetivo común, tenemos un mismo propósito: todos cooperamos para lograrlo.
En el transcurso de la actividad no faltan las anécdotas, alusiones a momentos vividos en otros tiempos: la mente se activa. También el entusiasmo y la alegría de una tarea con sentido. Luego vendrá la expectativa sobre el resultado final y, por la tarde, si todo sale como esperamos, será el momento del lucimiento y el disfrute. Es sin duda una actividad poderosamente motivadora, que genera múltiples beneficios y satisfacciones.
Pote asturiano (a la salud de nuestro Valentín) Los panellets a punto
#1
Cocinamos
Fogones, ollas, sartenes, olor a canela, a tomillo, a cebolla frita. Sensaciones que necesariamente nos remiten a niñez, a hogar, a familia, a cotidiano.
Elena Matienzo Ascarrunz
enero 2019
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“Quan el ventre és ple, tinc el cap sempre alegre” Aforisme medieval. Werner 186