Page 20 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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22 RELATOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA ÉPOCA FARAÓNICA
,
menos maravillosa— como para que sea necesario suponer que nuestro
Náufrago fue el obligatorio modelo de Sindbad el Marino o del Canto V de
la Odisea. Es preciso mostrarse extremadamente cautos en esta cuestión
del origen de los cuentos: con el pretexto de que dos leyendas separadas
en el tiempo tienen elementos de similitud, afirmar que la más reciente es
necesariamente una réplica deseada de la más antigua es olvidar, como
f
dice Anatole France (Dialogue sur les Contes de ées), que «las combinaciones
del espíritu humano, en su infancia, son por todos lados las mismas, y que
los mismos espectáculos han producido las mismas impresiones en todas
las mentes primitivas».
¿Habremos, pues, de concluir que nos encontramos en presencia de
fenómenos depoligénesis, según la expresión de H. Gaidoz, que no tene
mos más que simples analogías, coincidencias, similitudes fortuitas, y
que es imposible que uno de nuestros viejos cuentos egipcios sea, direc
ta o indirectamente, el origen de un cuento extranjero? Ciertamente que
no, pero para ello es preciso que una particularidad notable, un detalle carac
terístico, un rasgo bien marcado del cuento egipcio se encuentre en el cuento extranje
ro. Así, parece que efectivamente hay una filiación real, aunque proba
blemente a través de intermediarios, entre Verdady Mentira y ese relato
de la Grecia moderna del que hicimos mención más arriba (p. 20): no
porque el tema del cuento griego, como en el cuento egipcio, sea la que
rella entre dos hermanos (incidente banal), sino porque estos dos her
manos llevan, en ambos cuentos, nombres alegóricos que se oponen
—Verdad y Mentira en el relato egipcio, Equidad e Iniquidad en el cuen
to griego— y porque el más joven, un malvado, hace arrancar los ojos de
,
su hermano mayor. Este mismo cuento contiene un episodio centrado
en las relaciones del joven hijo de Verdad con sus compañeros de cole
gio, que le persiguen por la sola razón de que no tiene padre reconoci
do: estoy persuadido de que este episodio era conocido por el autor ára
be que en las M ilj Una Noches colaciona las pullas que Agib, el nieto del
visir, debe soportar de sus condiscípulos por la misma razón de que na
die conocía a su padre33. También se puede admitir que el gesto chusco
de Hathor (en Horus y Seth) es el prototipo de la actitud de la eleusiana
Baubo; que las metamorfosis de Bata (Cuento de los dos hermanos) no eran
desconocidas por el aedo que, en el Canto IV de la Odisea, describe las
transformaciones de Proteo, y que estos temas se expandieron por todo
el Oriente griego y Bizantino, de donde pasaron a Rusia, como lo prue
ba de forma evidente la célebre bylina titulada Iván, el Hi/o del Sacristán34;
que la anécdota de los soldados introducidos en la fortaleza asediada
ocultos en canastos (La toma de Joppe) inspiró al autor de las M il y una No-
11 Véase más abajo, p. 169.
14 Véase más bajo, p. 151, nota 4. Añadamos aquí este significativo detalle: la mujer de Iván
(réplica de Bata en la bylina) lleva el nombre de Ckopatru, desconocido en la onomástica del ruso
antiguo.